FRONTERIZOS
Historia circular
CON MOTIVO de la entrega, meses atrás, del Premio Ciudad de Ponferrada de Ciencias al científico Ángel González, tuve ocasión de conocer un poco mejor a este berciano de Bembibre que desde hace casi cuatro décadas ha trabajado en diferentes universidades europeas hasta recalar definitivamente en Heidelberg, donde ha coordinado la investigación en el Centro Nacional del Cáncer, convirtiéndose en una autoridad internacional en la materia. Pero, al margen de sus indudables condiciones como científico, me sorprendió de Ángel González su talante humanista, demostrada en su intervención en la entrega del galardón, donde planteó una aguda reflexión crítica sobre las actuales tensiones entre la investigación y la economía, entre la ciencia y la moral, entre la tecnología y el dinero. En esa ocasión, el bembibrés aportó también un dato curioso, a caballo entre la anécdota y la premonición. Tras señalar que durante los últimos doscientos años, la universidad en Europa se ha organizado siguiendo el modelo propuesto por Wilhelm von Humboldt, recordó que el hermano menor de Wilhelm, el famoso naturalista Alexander von Humboldt, pasó por el Bierzo a finales de mayo de 1799 en su viaje a La Coruña, donde embarcaría hacia las colonias españolas para desarrollar un proyecto de investigación. En su camino, pasó varios días en Villafranca haciendo diferentes mediciones geológicas, dieciséis años antes de que naciera en esta villa Gil y Carrasco. Muchos años después, Humboldt, ya consejero de la corte prusiana y uno de los primeros en recibir un ejemplar de El señor de Bembibre, sería una de las escasas personas que acompañaron el cadáver de Gil hasta el cementerio de Sankt Hedwig en Berlín. Una bella historia circular en el que los destinos se cruzaron al pie del Burbia.