HIDTORIAS DEL REINO
Taxistas
ANUNCIAN QUE la Guardia Civil de Cistierna acaba de arrestar a dos sospechosos del asesinato canalla de un joven ponferradino de 34 años, José Miguel Alves Merayo, que se ganaba el jornal como taxista y perdió la vida el pasado 20 de agosto por culpa de estos miserables. Uno de Astorga, el otro de Bembibre, arma en mano plantaron cara hasta a quienes les detuvieron. Les adornan todo tipo de medallas y laureles en forma de delitos menores aquí y allá por esta bonita tierra de Castillileón. De ellos al asesinato resta un cruce de cables en el asiento del pasajero, un buen chute o un cacareo de gallitos de corral antes de apretar el gatillo y volarle la cabeza a un inocente trabajador. Subidón de cobardía, esnife de sangre, meritaje de presidio. Oficio ingrato este del taxi, que obliga a chupar asiento durante hora s por cuatro perras, a soportar en ocasiones a clientes dignos de un bozal, o a jugarse la vida recogiendo a ciertas horas a seguidores de la corte de Lucifer cargados de alcohol, coca o variedades de la miseria humana. Salvo excepciones, siempre se encuentra en ellos una palabra amable, una conversación amena y eso que algunos llaman los conocimientos de la cátedra del taxi pero que más bien debería denominarse de la psicología humana. A veces falla, sobre todo en los novatos, o se la silencia por la necesidad del jornal, y aunque el sexto sentido advierta que esos tarados del asiento de atrás parecen de mala sangre, realizas el servicio sin preguntas. Hasta que llega la muerte por la espalda, como hace unos pocos días. Los taxistas leoneses disponen de un GPS localizador, ese invento que diseñaron los americanos con fines militares y que hoy nos sirve a todos, cuya variante perfeccionada, el GPRS, aún mejora los resultados. Saber dónde se encuentra el número tal o cual ayuda, pero no resulta suficiente. Para quienes conozcan a sus colegas de otros lugares, sabrán que los londinenses y algunos madrileños, por ejemplo, conducen aislados por una mampara del pasaje, o que en Barcelona cuentan con un botón del miedo que permite que la policía escuche y grabe las conversaciones de esos clientes indeseables que juegan con la vida del conductor y puedan actuar a tiempo de impedir que esa chusma acabe con su futuro. Pero mira tú por donde en esto de la seguridad nos ganan los argentinos. En Rosario, ciudad a que apodaban muchos y por razones evidentes «la Chicago de Argentina», el ayuntamiento y la asociación de taxistas de allí han decidido acabar con el problema. Los taxis, que han de renovarse de aquí al 2010 -dichosa fecha-, deberán contar con un sistema de protección blindex, un GPRS, botón de pánico y micrófono ambiental en caso de emergencia inmediata, y cámara fotográfica con capacidad de funcionamiento con poca luz. La financiación de estas mejoras no escapa a la administración de este país hermano, puesto que colaborará en ellas con subvenciones jugosas en bien de todos. Benalmádena, Barcelona, Rincón de la Victoria y otras poblaciones ya han iniciado el cambio hacia la seguridad. ¿Para cuándo León? Dos muertes en pocos años bien lo merecen.