LETRA PEQUEÑA
Solbes pone lacara
EL VICEPRESIDENTE Pedro Solbes, habitualmente un hombre prudente y cauto, ha dicho que impondrá su modelo de financiación si no hay pacto entre las autonomías, lo cual ha sentado especialmente mal en Cataluña, desde donde el presidente José Montilla advierte de que no aceptará la imposición de un mal acuerdo. En general, los socialistas catalanes consideran que la actitud de Solbes -bien documentado pero un poco altanero e indiferente- no ayuda a avanzar en materia de financiación. Mientras, el Gobierno se da un plazo de tres meses para zanjar el asunto. Es evidente que habrá acuerdo, sea el que sea, pero también lo es que en el PSOE ya no hay tanta unidad de criterio como había. El Partido Socialista de Cataluña está en pie de guerra por la financiación, desde Euskadi el Partido Nacionalista Vasco acorrala al Partido Socislistas de Euskadipara que siga los pasos de los socialistas catalanes, en vez de ser una mera sucursal del PSOE, y ahora también en Galicia, su presidente, Emilio Pérez Touriño, se ha plantado ante el vicesecretario general del PSOE, partidario de adelantar unas elecciones que el barón del PSOE gallego prefirió dejar para el año que viene, tras andar titubeando todo el verano. La época dorada de Rodríguez Zapatero empieza a relucir menos, fundamentalmente debido a la crisis económica y a que hay menos caramelos para repartir. Los socialistas catalanes, vascos y gallegos son conscientes de ello y si defienden su propio modelo político, frente al de ZP, es porque también están bajo la presión electoral de los nacionalistas con los que compiten en sus territorios: Convergencia i Unió, Partido Nacionalista Vasco y Bloque Nacionalista Galego. Hay, por tanto, un cierto componente táctico en muchas manifestaciones que leemos, pero de todos modos ya empieza a ser inquietante para Ferraz y para la Moncloa su falta de peso en Cataluña, Euskadi y Galicia. El problema, de existir, es de raíz política, y por eso mismo resulta tan llamativo que sea el vicepresidente económico el que esté poniendo la cara para recibir bofetadas que, de merecerlas alguien, serían para el presidente Zapatero.