EN BLANCO
Víctimas del franquismo
BALTASAR GARZÓN trata de elaborar un censo de fusilados, desaparecidos y enterrados en fosas comunes a partir del día 17 de julio de 1936, fecha del golpe de Estado que traería luego una guerra civil y una dictadura sanguinaria de cuarenta años. Garzón quiere saber el nombre de esas personas, las circunstancias y fechas de los enterramientos y si constan en algún registro. Una serie de particulares y asociaciones para la memoria histórica han presentado denuncias que ahora se trata de tramitar para esclarecer el paradero de tantos desparecidos. Es una tarea ardua y difícil, pero estrictamente necesaria para el mejor conocimiento de nuestro pasado inmediato y para el establecimiento de las pertinentes responsabilidades políticas y penales que no se pudo o no se quiso plantear en tiempo y hora. Ya valdría la pena el esfuerzo aunque solamente sirviera para que todos supiéramos lo que no pudimos saber al comienzo de la transición, debido a las peculiaridades y miedos que la acompañaron, sin que se tuviera en cuenta la desfachatez y la villanía del régimen dictatorial, que nunca tuvo empacho en aplicar inexistentes responsabilidades contra los vencidos en aquella guerra siniestra nacida de la rebelión contra la República y la democracia que los españoles libremente se habían dado. Entre las intenciones del juez Garzón figuran solamente las relacionadas con la necesidad del restablecimiento de la justicia y de la verdad histórica. No sabemos en qué quedará esta nueva singladura del juez de la Audiencia Nacional, pero de momento creo que todos los demócratas debemos apoyarlo, sin odios ni revanchismos, pero con la determinación de cerrar de una vez el círculo de la justicia en unos acontecimientos que mancharon y ensombrecieron el núcleo central del siglo XX en España.