Cerrar
León

Creado:

Actualizado:

EL PRESIDENTE Zapatero va a comparecer en el Congreso para explicar qué piensa hacer para enfrentar la crisis. Supongo que ya no intentará jugar con las palabras, como ha hecho durante meses, porque la realidad es terca. Pero tampoco tengo excesiva confianza en que reconozca la realidad sin desvirtuarla y, además, presente un plan. Hace seis meses, ante el Comité Federal del PSOE, se chuleó diciendo que sus datos de paro en esta legislatura «nunca serían peores que el mejor dato de los gobiernos de Aznar». Como presidente puede haber dudas, pero como pitoniso, como profeta, es un desastre. Que se lo diga a los 501.705 trabajadores que han perdido su empleo en los últimos doce meses o a los 103.085 que lo han perdido en este agosto, el doble que en 2007. La Seguridad Social también pierde 100.000 afiliados. La tasa de paro está ahora en el 10,5% y según el ministro Corbacho superaremos el 12% en 2009. Dos millones y medio de parados, una cifra que no se veía desde febrero de 1998. Podemos seguir diciendo que la construcción se ha caído, y es verdad, pero en agosto se ha perdido empleo en la industria, en la agricultura y, sobre todo, en los servicios. No hay sector que se libre. A Zapatero le ha pasado lo que a muchos españoles. Se fue de vacaciones, largas y distantes, a ver si para septiembre mejoraban solas las cosas. Y si no, nadie le quitaba las vacaciones. Un empleado, un funcionario, un comerciante o un autónomo pueden tener excusas para hacerlo. El presidente del Gobierno, ninguna. Antes del verano se reunió con los sindicatos y la patronal y acordaron volver a verse en septiembre. Sin prisas. Durante el mes de agosto ha evitado comparecer en el Congreso para explicar la situación y las medidas a tomar. Ahora dice que tiene un plan, aunque me temo que va a afectar especialmente a la construcción -y eso ya no es suficiente, aunque hace meses dijo que iba a «recolocar» a todos los que perdieran el empleo en ese sector- y va a insistir en que seguimos mejor preparados que nunca y que nadie para salir de la crisis. De la crisis, saldremos, seguro. No hay país en la historia que haya «cerrado» a pesar de los errores, la ineptitud o la corrupción de sus gobernantes. Europa también se está escondiendo ante la crisis, tal vez porque nadie sabe cómo afrontarla. Pero España es más débil que Francia, Inglaterra o Alemania. Más dependiente energéticamente, menos productiva, con más déficit exterior, con menos recursos. En todo caso, eso no consuela a los que están perdiendo su empleo y a los que escuchan falsas promesas cada día. El «buenismo» es un género literario en el que el presidente es maestro. Pero ahora hacen falta otros mimbres. Sinceridad, austeridad, medidas concretas y consensuadas, reformas estructurales, mucho trabajo.