Diario de León

HISTORIAS DEL REINO

La doctrina Parot

Publicado por
MARGARITA TORRES
León

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UN AMIGO me aseguraba hace pocos días que en este país sale muy barato asesinar. Les ahorro por conocidos los argumentos de unas leyes que permitieron que una bestia como Santiago del Valle acabara con la niñita Mary Luz Cortés este mismo año. Ejemplos sobran en el recorrido de la náusea: Nanysex, que ni siquiera guarda sentimientos de culpa por agredir a bebés y ganar dinero en Internet con las imágenes de sus delitos, o el pederasta de Astillero, que a los tres días de abandonar la cárcel de Dueñas, donde cumplía condena por agredir sexualmente a niñas, acaba de atacar a otra pequeña de seis años. El problema radica en la misma existencia hormonal del mismo, es decir: si todo se reduce a un exceso de testosterona, causante del deseo sexual y la erección. En este caso, con la castración química bastaría, pero aseguran los expertos que en sí misma nada consigue, salva que acuda acompañada de profunda terapia psiquiátrica. En Cataluña llevan ciertos meses planteándose la oportunidad de aplicar los vericuetos de la legislación hispana para beneficio de la sociedad y de la víctima y no del reo, si éste acabó en chirona por reincidente violador, pederasta o asesino. Nada de blanduras maternales, ni de caricias de remisión de condena. Los de la esquina noreste de España desean aplicar la conocida «doctrina Parot», que consiste en cumplir las penas de cada delito de forma concatenada, y sin posibilidad de aplicar los beneficios penitenciaros de una a la otra, o de hermanarlas en el tiempo. Esto es, que si te condenan a cuatro mil años de cárcel, al menos pases en la celda los treinta que permite el tope jurídico de nuestro país. Delitos como los que debemos a ese mal encarado con apellido de señora Juana, o aquellos otros nacidos de las entrañas más bajas de tipejos cual el violador del ascensor, Pedro Luis Gallego, en la cárcel por dieciocho violaciones y dos asesinatos de pobres muchachas de Valladolid y Burgos, permitirían si se aplicara esta norma que los ciudadanos respirásemos un poco más tranquilos cada vez que nuestros hijos adolescentes regresaran a casa por la noche. En Pedro Luis Gallego encontramos el ejemplo perfecto de la oportunidad de este cambio hacia la extensión de la doctrina Parot. En el año 1995 fue condenado a 328 años y ha cumplido poco más de una decena, pues se ha beneficiado de la aplicación del antiguo código penal y cada día de empleo resta dos de condena, y los estudios o la práctica del deporte también contribuyen a la resta y no a la suma. De él se sabe, como de la mayoría de los pederastas, que cumple a la perfección el perfil de depredador sexual, que, según la fría estadística, en uno de cada cuatro casos reincide, especialmente si su problema reside en la cabeza y no en la entrepierna, como en la mayoría de los especímenes de esta fauna humana. Si nada cambia, se espera su liberación para este mismo diciembre, salvo que se aplique la ya explicada posibilidad de mantener alejado de la sociedad a un cáncer semejante hasta alcanzar los treinta años de prisión. ¿Apostamos?

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