EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA
El superacelerador ya funciona Fraude de ley
EL GRAN Colisionador de Hadrones comenzó a funcionar cerca de Ginebra. Los científicos del CERN consiguieron inyectar por primera vez un haz de protones en el túnel circular de 27 kilómetros del superacelerador, el mayor del mundo, y se disponían a lanzar otro haz en sentido contrario para producir la colisión. El éxito científico es indudable ya que este primer ensayo general significa que los componentes de esta poderosísima máquina, construida a 100 metros bajo tierra entre las fronteras de Suiza y Francia, funcionan como preveían sus creadores. Los físicos de todo el planeta esperan ansiosos los primeros resultados del experimento pionero, que consiste en reproducir las condiciones que existían inmediatamente después del Big Bang, con la intención de desentrañar los grandes enigmas que siguen rodeando a la naturaleza de la materia. Es estimulante comprobar que a veces la política sirve a estos grandes objetivos. LA ASOCIACIÓN judicial Francisco de Vitoria -centrista y por lo tanto peligrosamente equidistante a los ojos de los dos grandes partidos- ha calificado de «fraude de ley» la designación del nuevo Consejo General del Poder Judicial, en el que dicha asociación sólo ha conseguido una vocalía pese a representar al 25% de los jueces afiliados a alguna de las existentes. Efectivamente, el nuevo Poder Judicial, en el que no están representados los jueces independientes -no afiliados- que significan más del 50% de la carrera, ha sido designado y será elegido en el Parlamento por el sistema de cupos, explícitamente proscrito por el Tribunal Constitucional, que ha dictaminado la necesidad de seguir criterios de profesionalidad y currículo en lugar de atender exclusivamente a las afinidades políticas. Es escandaloso que los grandes líderes, después de llenarse la boca de proclamas liberales y democráticas, y después de haber consentido un retraso de casi dos años en la renovación del órgano de gobierno de los jueces, hayan deparado este triste espectáculo de sectarismo, clientelismo y parcialidad.