APOLOGÍA DEL BIEN
El monte
EL MES DE AGOSTO me preocupe de observar el estado del medio rural de la provincia del León y muy especial del monte, y comprobé -hay que pisar el terreno para verlo- que está más bien abandonado, tienen mucha broza los caminos y no hay suficientes cortafuegos, algunos municipios ninguno. Precisamente, hace unos días se quemó una gran extensión en Magaz y Villamejil, municipios de La Cepeda. Si hubiera habido cortafuegos se habría reducido la superficie quemada. Al lado esta el municipio de Quintana del Castillo, con un espacio rico en bosque de roble y en pinares (públicos y privados), y tampoco tiene carta-fuegos. También observé, como lo observan todos los del lugar, que los caminos rurales, necesarios para que particulares o representantes de las instituciones puedan andar por ellos y llegar a sus plantaciones para ver si los furtivos, que los hay, venden o cortan lo que no es suyo. En este viaje por los montes, como no podía ser de otra manera, hablé gente de distintos pueblos, exactamente con 120 personas. A todos les hice la misma pregunta: ¿Qué tal el monte, está cuidado? Respuestas: 25 no sabían nada; las noventa y cinco restantes dijeron: bueno, más bien mal cuidados. También les pregunté: ¿quién es el consejero o la consejera? El 95% no sabe si es hombre o mujer. Hice algo de pedagogía y les dije que la responsable de Medio Ambiente es una mujer que se llama María Jesús Ruiz. Esto le debe preocupar a la consejera y tomar nota para hacer todo lo necesario para que la conozcan, pero no a través de la televisión, sino por hacer las labores de conservación del monte, porque gracias al oxígeno que nos proporcionan los árboles podemos vivir. El eslogan que tiene la consejera me gusta mucho: «Servir a los ciudadanos». Merece la máxima nota. Sin acritud, más bien con cariño, le agradezco, que haga lo que dice en el eslogan. La provincia de León tiene bastantes pinares de particulares. En las décadas de los cincuenta y sesenta la madera, también la de pino, tenía un valor aceptable. Por ese motivo la gente de la época, por contagio, plantaba pinos pensando que algún día se harían ricos con eso. Setenta años después se puede decir que la madera de pino no tiene valor en la plantación. Pongamos un ejemplo: la unidad de medida de la madera siempre fue el metro cúbico. Ahora se compra los pinos al peso. Por un pino que tiene setenta años y pesa 180 kilos ofrecen menos de un céntimo el kilo, o sea, un euro, con un aviso incluido: «Si se te queman, no sacas nada». En resumen, teniendo en cuenta que el oxígeno es un bien escaso y que los montes son imprescindibles para producirlos y la madera también, la consejera Ruiz, debe preocuparse de hacer compatible la conservación con la tala. ¿Qué necesita el monte? Vigilancia, cartafuegos, caminos y limpieza.