Hyperbaric

LOS PESIMISTAS creen que, en Castilla y León, la despoblación, el centralismo de Valladolid y el envejecimiento, junto con la frase hispana de que inventen ellos , motivan un páramo científico sin gente ni investigación emprendedoras. La falacia de este discurso derrotista tiene un buen ejemplo en NC Hyperbaric, empresa burgalesa galardonada con el Premio de Investigación 2008 que concede la organización internacional IFT, Instituto de Tecnología de Alimentos, principal asociación mundial en este campo. El premio, entregado el pasado julio en Nueva Orleans (Estados Unidos), reconoce la excelencia de investigación y desarrollo de una empresa que fabrica un equipo para el procesado por presión de alimentos, a razón de dos toneladas a la hora. Hasta hoy, la forma de eliminar microorganismos dañinos dependía de tratamientos térmicos pero, ahora, las máquinas de Hyperbaric lo consiguen con presión hidrostática e isostática (en todas partes por igual). La clientela de estos innovadores de Burgos es variopinta e internacional. En Nueva Zelanda, compran esta tecnología los productores de calostro, leche primigenia que adquieren los chinos a precio de lingote de oro por considerarla la fuente de la salud y la eterna juventud. En Australia, los clientes son elaboradores de concentrados de frutas empleados en aromatizar yogures. Varias empresas cárnicas de Norteamérica y la Unión Europea garantizan que su carne de porcino y vacuno están libres de listeria, bacteria tóxica que este verano ha matado a doce personas en Canadá. Los exportadores de jamón serrano de Salamanca y Huelva, para acceder al exigente mercado estadounidense, también recurren a este proceso, así mismo requerido por creadores de precocinados para gourmets o delicadezas como el fuá de oca. Hasta los japoneses, maestros en invención, adquieren la máquina, algunos para garantizar la asepsia de sus famosas ostras gigantes, bomba gástrica si el comilón engulle algún ejemplar en mal estado.