EN POCAS PALABRAS LETRA PEQUEÑA

Obama sí quiere a Zapatero Sigue el rifirafe

Publicado por

PEDRO VILLALAR

León

Creado: 24.09.2008 | 02:00

Actualizado: 24.09.2008 | 02:00

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TRAS el despiste de McCain al ser requerido sobre si pensaba reunirse con el presidente español Rodríguez Zapatero si se convertía en el próximo presidente de los Estados Unidos, que para unos fue interpretado como una muestra de senilidad y desconocimiento y para otros como un desaire, el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama, confirmó en una entrevista semejante que si llega a la Casa Blanca estaría totalmente dispuesto a reunirse con el presidente español. «Por supuesto», respondió; «España es un país aliado de la OTAN». Obama aprovechó para señalar que «el hecho de que McCain indicara que tal vez no se reuniría con Zapatero, quiere decir que él seguiría con la actitud de Cheney de imponer la política exterior en lugar de construir coaliciones». El rifirrafe es un tanto pueril, dado que tanto McCain como Obama admiten el error de Irak y pretenden salir del atolladero de la mejor manera posible. SIGUE el rifirrafe. El PP continúa poniendo palos en las ruedas de la nueva asignatura, con el argumento de que tiene carácter

. Y admite la objeción de conciencia de los padres en tanto el Supremo no se pronuncie. El asunto es vidrioso: la materia en cuestión tanto puede ser, en efecto, una pedagogía del pluralismo y de la convivencia como si se pervierte, un adoctrinamiento partidario. Dicho esto, parece claro que tan positivo es formar a las generaciones emergentes en los valores constitucionales y en los principios humanistas de la moral civil -que no son antagónicos, sino complementarios de los religiosos, cuando se abrazan- como negativo convertir el colegio en sede de reclutamiento ideológico. Pero la vía correcta no es la que prescinde de la asignatura, sino la que la sitúa en sus correctas coordenadas. Y ahora que el PP y el PSOE han conseguido una razonable capacidad de diálogo recíproco, se debería probablemente situar la Educación para la Ciudadanía en su lugar correcto, aportándole los correspondientes matices, en lugar de seguir arrojándola a la cara del adversario.