La sorpresa de Zapatero

RODRÍGUEZ ZAPATERO es así, le gusta sorprender, descolocar a amigos y adversarios, aunque en esta ocasión, su principal adversario, Mariano Rajoy, estaba en el ajo. Y es que nadie imaginaba que podía ser Carlos Dívar el elegido como presidente del recién renovado Consejo General del Poder Judicial, por más que el magistrado tenga méritos suficientes para serlo, sino porque no estaba en ninguna de las quinielas ni tampoco tiene el perfil de las personas afines al presidente. La elección de Carlos Dívar es interpretada por algunos socialistas como el deseo del presidente Zapatero de «despolitizar» el Consejo, de enviar un mensaje a la sociedad de que no es verdad que el nuevo Consejo General del Poder Judicial vaya a ser mangoneado por los políticos, y sobre todo que él tiene respeto a las instituciones y por ello busca a personas de reconocido prestigio independientemente de su ideología. La verdad es que es difícil saber el porqué de la elección de Zapatero porque nuestro presidente es muy suyo y a mí me parece que cuanto hace tiene poco que ver con las razones con que lo explicamos los demás. En cualquier caso, e independientemente de Carlos Dívar, lo que es evidente es que la actual elección de los miembros del Consejo y de su presidente, no ha resultado ser la más acertada hasta el momento. El anterior Consejo se va en medio de la polémica, y después de haber dado un espectáculo durante casi seis años. Naturalmente no sería justo hacer un proceso de intenciones al nuevo Consejo General del Poder Judicial, porque será su labor en el día a día la que haya que valorarse, y por tanto veremos si son capaces de actuar de acuerdo a criterios de independencia y no como correa de transmisión de los partidos que les han propuesto. Pienso que el problema no es que para desempeñar un cargo público te pueda proponer un partido, sino que depende de la consistencia profesional y personal del elegido para saber actuar con independencia y no con el complejo de que debe el cargo. Ya sabemos que los políticos tienden a querer ejercer su influencia en todos los ámbitos, pero la obligación de quienes representan a una institución es marcar los límites. El nuevo Consejo General del Poder Judicial comienza su andadura y tienen todo un libro en blanco por escribir, por tanto de su actuación dependerá que el Consejo recupere el prestigio perdido y la confianzas de los ciudadanos. Ya digo, sólo depende de ellos y por lo pronto el llamado sector progresista del Consejo no se ha estrenado muy bien porque eso de reunirse en una sede del PSOE con el portavoz del grupo parlamentario socialista José Antonio Alonso para tratar sobre la elección de Carlos Dívar pues que quieren, no tiene un pase y no es la mejor manera de demostrar su independencia. Al menos los nuevos miembros del Consejo deberían de mantener las formas porque la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo. Pues eso.