AQUÍ Y AHORA
Que arrimen el hombro
RAJOY y sus muchachos deben ya dejarse de tonterías y aplicarse a arrimar el hombro, junto al Gobierno y al resto de los españoles, para luchar todos juntos contra la crisis y sus consecuencias. Como están intentando hacer en USA y en otros países occidentales. De momento, es deleznable el modo como el presidente del PP ha recibido públicamente la invitación de Zapatero para reunirse y hablar largo y tendido sobre la crisis. Siempre poniendo condiciones absurdas, como aquello de que yo pacto si se hace lo que yo digo, como ha ocurrido con la lucha contra el terrorismo. Rajoy tiene que sentarse con Zapatero a planear entre ellos un modus operandi, extensible al resto de líderes políticos y sociales, porque eso es lo que demanda la sociedad española y la racionalidad de las cosas. Y la primera medida debería ser apoyar los presupuestos del Estado, con los retoques que se consideren pertinentes y que pueden y deben pactarse durante su discusión parlamentaria y en las conversaciones entre los líderes. Como les vengo haciendo notar, hace ya tiempo que las c ríticas del PP al Gobierno por el tratamiento de la crisis han aminorado y en algunos aspectos se han desvanecido. Es que eran críticas a veces disparatadas y que encerraban una falsedad esencial, que era su afirmación de que la culpa de la crisis era del Gobierno y del propio Zapatero, cuando una contemplación serena de la realidad dejaba bien claro, como me he hartado de repetir, que la culpa de todo venía de fuera, sustancialmente de USA, como se ha demostrado hasta el escándalo en estas últimas jornadas. Rajoy y sus muchachos conseguirán que olvidemos sus disparates si se aplican de inmediato a la patriótica labor de ayudar al Gobierno y a España a luchar contra las consecuencias aquí de la crisis internacional y para evitar males mayores. El último gurú internacional que ha reconocido la fortaleza del sistema financiero español ha sido el Financial Times o un Times de esos que todo lo saben y que suelen ser el espejo de la verdad para los del neoliberalismo, ahora transido de dolor.