Balance de pérdidas

SE PUEDEN perder el empleo, la esperanza y los ahorros, pero jamás los nervios. El señor Solbes, que ha venido perdiendo muchas cosas en poco tiempo, está intentando calmar a los españoles, pero confunde el «Ecuanil» con el presupuesto y cuando nos dice que nuestros ahorros no corren peligro nos alarmamos más que antes de decirlo. Su crédito se ha agotado y sus confortadoras palabras tienen un efecto inverso. Nos suenan como el grito que impone serenidad cuando se declara un incendio en un teatro, que sólo consigue que los espectadores mueran carbonizados. El programa de festejos es bastante lúgubre: cae la inversión y caen los ingresos y suben los impuestos y el gasto social. Se prevé un déficit de 17.000 millones, que dicho así es sólo una cifra, pero cada número encubre a una persona que lo va a pasar peor, incluidas a las que ya lo estaban pasando mal. Vamos a menos y lo único que se ha incrementado es la población reclusa. Se van a hacer menos pisos, pero más cárceles. O sobran presos o faltan mazmorras. En vista de eso el Ministerio del Interior ha propuesto un remedio para el caso de que sea imposible construir más prisiones: que los delincuentes no entren en ellas. Deberán crearse «penas sin prisión». Tenemos 23.000 presos más que en el año 2000, y nuestra hospitalidad no llega a tanto. O se construyen más centro penitenciarios o se les deja en la puñetera calle. Una de dos, pero lo cierto es que nuestros políticos no aciertan ni a la de tres. Todavía hay gente que cree que las moscas son las culpables de que haya estercoleros. El PP pide la destitución de Solbes. Creen que si pusieran en su puesto a uno de los suyos, iba a ser de los nuestros. El nuevo irresponsable de asuntos económicos nos volvería a aconsejar calma, mucha calma.