EN EL FILO
La permisiva España de Zapatero
DE NUEVO, los italianos han colocado a nuestro país y su política en su diana de ataques. Ahora es el ministro Maroni, el titular de Interior, el que explica a sus compatriotas que sus gitanos, auténtica pesadilla para la política del país alpino, se habían ido a la más permisiva España de Zapatero. De nuevo, el tópico de las facilidades que España habría dado a los inmigrantes de cualquier país, y en particular, a quienes nadie quiere en el propio. El ministro Maroni ha querido decir que la eficacia de la política xenófoba italiana ha forzado a inmigrar y buscar un país más amable y lo ha hallado en España. Precisamente, Maroni fue el encargado de realizar un censo de los gitanos, ya prácticamente concluido, y que, por cierto, viene a demostrar que son muchos menos de los que inicialmente calculaban, que estimaban en 120.000, en buena medida llegados desde Rumanía. Petre Roman, que fue primer ministro rumano y que desempeña en la actualidad la tarea de alto comisionado de Rumanía para la Emigración, niega que se haya producido tal trasvase de sus compatriotas gitanos. De manera que tenemos un nuevo episodio en la pelea dialéctica que España e Italia han venido manteniendo, y se supone que seguirán, en materia de inmigración como en otras cuentas más. La más reciente es la que protagonizaba Zapatero cuando proclamó, y lo ha hecho de nuevo recientemente, que España ha superado en renta per cápita a la Italia de Berlusconi, algo que está lejos de complacer al singular jefe del gobierno italiano, y en lo que éste, por cierto, halló ayuda en el líder opositor Rajoy, que no ve conveniente que se evoque este dato de la realidad estadística... Pero en materia de inmigración el rifirrafe ha sido constante. Los italianos hallaron ya hace algunos años une excelente argumento en la política de inmigración española para salvar la suya, de connotaciones a menudo abiertamente racistas y xenófobas. Los responsables de la política italiana hallaron en la «permisividad española» y en su «efecto llamada» el contrapeso y el muy distinto modo de hacer de Italia y de España: la permisividad de los unos frente el cumplimiento estricto de los otros. No es improbable que Rubalcaba dé la correspondiente réplica a su correspondiente, al igual que ya lo ha hecho el titular de Trabajo, Calestino Corbacho, que ha remitido a Maroni a la normativa comunitaria. Tiene antecedentes esta pelea: Recuérdese que la vicepresidenta de la Vega llegó a criticar por xenófoba la política de inmigración italiana, después de que un grupo de personas incendiara un campamento gitano en Nápoles. Parece que también las prostitutas estarían emigrando desde Italia a España, según cuentan desde Roma, y siempre atraídos por la presenta permisividad de la España de Zapatero... Naturalmente, los ataques y críticas de los italianos han hallado excelente acogida en el PP, siempre atenta a hacer oposición al zapaterismo. Rafael Hernando, portavoz de Inmigración del PP, ya ha dicho que no le sorprendían las apreciaciones de Marioni por la sencilla razón de que nuestro país es un coladero para la inmigración ilegal en Europa. Por lo demás, también la relación con España ha vuelto a surgir en el segundo debate preelectoral americano esta vez entre los segundos Biden y Paulin. Como sucedió entre Obama y MacCain, los demócratas reprochan a os republicanos su cerrazón con la España que es aliado en la OTAN...