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CRÓNICA SEMANAL

Políticos fumando en la gasolinera de la crisis

Publicado por
MANUEL CAMPO VIDAL
León

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HAY que esperar que la aprobación del plan de rescate en el Congreso americano y la posible bajada de tipos de interés en Europa, adelantada por Trichet, actúen como chorros de agua sobre el fuego de la crisis española. Las cifras de paro en Septiembre, los despidos en Seat y la infernal máquina de los rumores han atizado el incendio en los últimos días. El presidente de la CECA, Juan José Quintás, concede más entrevistas que nunca en su vida para dar confianza y para asegurar que el sistema financiero español es de los más sólidos del mundo. «Tenemos la mejor inspección bancaria, ex traordinariamente mejor que la americana», señala Vicente Condés, alto directivo de la influyente APD (Asociación para el Progreso de la Dirección). Condés, que procede de La Caixa, es inspector en excedencia del Banco de España. A los profesionales del sector no les hacen gracia las risitas de la oposición cuando el Presidente Zapatero dice en cualquier viaje internacional, que «los bancos españoles son los más solventes». Alguna razón tiene decir eso cuando quiebran entidades en Estados Unidos y el Santander o el BBVA se ofrecen a comprarlos. Pero además está la solvencia de las Cajas. A alguna se le fue la mano en el Mediterráneo y en la Costa del Sol, en su implicación inmobiliaria, y quizás lo termine pagando, pero el resto goza de buena salud. Cajasol, por ejemplo, resultante de la fusión entre Caja El Monte y San Fernando, tiene un índice de solvencia que supera el 13 por ciento cuando el Banco de España le pide un 8. A Caixa Nova le iban bien las cosas pero encima le llega sin buscarlo la plusvalía de la venta de Unión Fenosa y lleva concedidas hipotecas a particulares un quince por ciento por encima de las cifras del año pasado. Aun así los rumores presionan y la gente con menos cultura piensa de nuevo en guardar algo bajo el colchón. En un pueblo de Córdoba por un rumor acudieron recientemente docenas de clientes a retirar dinero en una sucursal. Algunas entidades están contratando servicios de c omunicación especializadas en crisis por si hay que transmitir de emergencia sosiego y confianza. Con ese caldo de cultivo haría bien el Gobierno en coordinar y medir sus declaraciones. Y también la oposición en controlarse. Al ex ministro popular Cristóbal Montoro tendrá que decirle alguien en su partido que desacreditar al vicepresidente Solbes o desconfiar abiertamente de lo que diga Zapatero cuando trata de reforzar la confianza en el sistema bancario, puede traer graves consecuencias. Para el país desde luego, pero también para su partido. A la gente no le gusta que se haga política con asuntos serios. Ni le gustaba con el terrorismo, y el PP la hizo y pagó una alta factura por ello, ni tampoco ahora por la crisis. Si un banco, una caja o una aseguradora cae en este proceso, la mirada se dirigirá hacia sus gestores y también hacia el Gobierno, pero se considerará que han facilitado su caída los que actuaron con sus declaraciones sin la responsabilidad debida. Contribuir al catastrofismo en fechas delicadas lleva al emisor de la alarma en dirección contraria a la asunción de responsabilidades. La gente es más lista de lo que creen políticos y periodistas. Pero el Gobierno debe espabilar. Un ministro cuyo no nombre no citaremos, especialmente vapuleado por sus desaciertos en los últimos días, confiesa: «Ya veo que voy a tener que dedicar tiempo a la comunicación, a prepararla y a mejorar mis intervenciones. Llevo décadas en política y hasta ahora eso no lo había necesitado.» Más vale tarde que nunca. Por otra parte, hay ministerios a la greña que ni Zapatero, Solbes, o la Vicepresidenta ponen en su sitio. La disputa sobre la industria espacial entre Miguel Sebastián y Cristina Garmendia ha llegado al Congreso y esa batalla fronteriza no habla bien la coordinación del Gabinete. El PP le llama «la guerra de las galaxias» para ridiculizar, con acierto en este caso, la reyerta sobre las competencias. Un alto cargo de la Junta de Andalucía estima que el error es no haber traspasado Industria a Ciencia y Tecnología. Probablemente, pero lo peor es la guerrilla actual. Mina la confianza. Unos y otros fuman en la gasolinera de la crisis.

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