AL DÍA
Señales de ETA
LA ORGANIZACIÓN terrorista no se da por vencida. Realmente no lo está y, con las fuerzas que tiene, procurará hacer el máximo daño posible. A diferencia de la realidad de hace apenas un año, ahora ETA se enfrenta al Estado con las dos grandes fuerzas políticas remando en la misma dirección. Las relaciones entre el ministro de Interior y el responsable de Interior del PP, Federico Trillo, según testimonios de ambos, son más que fluidas. Existe entre ambos un punto de complicidad que nunca debió perderse y que ETA debe percibir como posición definitiva. De hecho, a lo largo de sus cuarenta años de existencia, son ellos, los terroristas los que siempre han mantenido su línea y su estrategia. Nunca ha sorprendido. Cuando les ha convenido han ofrecido diálogo y a continuación muerte. Sólo los demócratas hemos modificado posiciones. Sólo nosotros hemos caído en ensoñaciones, mientras ellos elegían el modo y manera -y también los tiempos- de poner en jaque al Estado. Las elecciones vascas están al caer. Todo apunta a que se celebrarán el 9 de marzo. Y el mundo que jalea, calla y otorga ante ETA es seguro que va a procurar estar presente. En el País Vasco se da como seguro que habrá lo que se llama «lista blanca». En las candidaturas que puedan formar basta que pongan a gentes que hace cuatro años no tenían 18 años para que las mismas puedan burlar la ley. Lo importante, cuando llegue el caso, es tener bien claro que los que conformen y apoyen esas listas blancas no van a condenar a ETA. Es en este ambiente -en el País Vasco, socialistas y populares viven sabiéndose objetivos- en el que el lendakari habla de «alambradas» en contra de su propuesta. ¿Cabe mayor «alambrada» que vivir, años y años, bajo la atenta mirada de un escolta? PP y PSOE pueden estar muy unidos en este asunto. La Policía puede demostrar una extraordinaria eficacia y la colaboración internacional estrechar sus lazos, pero nada de esto será suficiente si no va acompañado de la deslegitimación política y social y en esto nada más de lo que hacen pueden hacer ni Rubalcaba ni Trillo. Esa y no otra continúa siendo la asignatura pendiente de una buena parte de la sociedad vasca, que calla y otorga.