CON VIENTO FRESCO
Centros en pie de guerra
PARECE que los datos del viceconsejero de Educación de la Junta no han calmado los ánimos de profesores y sindicatos, pues la convocatoria de huelga en la enseñanza pública para mañana marte s sigue en pie. El argumento de la Junta de Personal ya no es el de la ratio profesor/alumno, sino el de la autonomía de los centros, conculcada, al parecer en León y sólo en León, por la directora provincial, chivo expiatorio o eslabón más débil de una ofensiva en toda regla contra la Junta. No es que la directora provincial de Educación no haya cometido errores, que los ha cometido y graves. El primero en las formas, pues ha levantado un revuelo justificado con los agrupamientos después de que hubiera comenzado el curso y los horarios estuvieran distribuidos. El segundo la política informativa desplegada pues sólo tarde y mal nos hemos enterado de las razones de tales agrupamientos. Muchos profesores no han visto en ellos más que un sibilino proyecto para reducir personal el próximo curso, lo que ha creado una ansiedad innecesaria. Luego nos hemos enterado que hay casi dos mil alumnos menos que en el pasado año y 58 profesores más. Los agrupamientos se han hecho para reducir horas a los profesores y con ellas atender a los apoyos y refuerzos de alumnos con más dificultades. Este es el fondo de la cuestión, la filosofía educativa de la Junta, que no es otra que la de aplicar la LOE y los decretos que la desarrollan, pese a haber estado el PP en contra de esa ley. Lo paradójico del asunto es que los sindicatos que apoyaron la LOE, y antes la LOGSE, de las que se deriva toda esta pedagogía trasnochada, son ahora los que critican su aplicación concreta. El problema del PP es el seguidismo de las políticas que emprende, que no son las suyas, pero las aplica porque son la ley, y, cuando lo hace, resulta que le sacan los colores los mismos que las aprobaron y son sus verdaderos culpables. En el fondo esta política ha consistido en desvestir a un santo para vestir a otro, siendo los más perjudicados los alumnos buenos que han de estar en clases abarrotadas. No me parece que esto contribuya a la calidad de la enseñanza sino a la mediocridad de la misma, como es bien patente. No digo, no faltaría más, que no haya que poner refuerzos a quienes de verdad los necesiten, pero sin desatender al resto. La solución no son los agrupamientos sino un mayor número de profesores para atender ambos frentes, aunque entiendo los problemas presupuestarios, sobre todo en épocas de vacas flacas. Las ratios que ofreció el viceconsejero para la provincia de León están dentro de la norma, incluso bastantes por debajo (23,12 alumnos/grupo en la ESO y 25,43 en Bachillerato), pero por experiencia sé que son bastante engañosas. Lo son porque varían mucho de unos centros a otros, de los grandes respecto de los pequeños (el Diario de León del sábado proporciona una tabla bien elocuente, que desmonta los argumentos de algunos de los centros que más han protestado) y, sobre todo, varían de unas asignaturas a otras. El viceconsejero dice que la ratio profesor/alumno en León ha bajado de 11,37 a 9,62; si yo tengo clases de 26 alumnos (ESO) y 31 (Bachillerato) quiere decir que otros la tienen aún más baja que ese 9,62. Esta es la verdadera realidad entre unas asignaturas y otras. Como profesor trabajaría más eficazmente con ratios menores, que es lo que reivindico. Si todo el argumento de la Junta de Personal para ir a la huelga es el de la autonomía de los centros, me parece que para ese viaje no hacen falta esas alforjas.