EN EL FILO
Despertar al piloto
SI LA patera se hunde nos ahogamos todos. Zarandearla puede acabar siendo el consuelo de algunos y el mal de muchos. Es la carga de los mensajes del Gobierno cuando acusa a los dirigentes del PP de generar desconfianza. Rajoy y su gente siguen denunciando el síndrome del piloto borracho. Y mientras el Gobierno y el PP disputan sobre cuál de los dos tiene razón, la patera puede irse a pique. En la patera, insisto, vamos todos. No solo Zapatero y Rajoy. De ahí la importancia de remar juntos, en la misma dirección. Al menos hasta que hayamos doblado el cabo de las tormentas. Tiempo habrá luego para cobrarse facturas pendientes y dirimir la contienda en las urnas. Hasta entonces apliquemos el sentido común. En esa clave se entiende bien el argumento esgrimido por los patrocinadores del plan Bush -rescate de activos tóxicos con un fondo de dinero público de hasta 700.000 millones de dólares-, cuando se defienden de quienes les acusan de acudir en ayuda de los banqueros. Los Paulson, Bernanke y Cox, impulsores del plan aprobado por el Congreso norteamericano, dicen que no se trata de salvar a los banqueros sino de proteger los ahorros de los ciudadanos. Bingo. En definitiva. Primero, despertar al piloto. Y luego, pedirle actuaciones rápidas en defensa de los ahorradores. De eso se trata, desde que a principios de la semana pasada un país de la Unión Europea, Irlanda, decidió actuar unilateralmente con una sorprendente medida, por la que el Estado garantiza durante dos años los fondos depositados por los ciudadanos en las seis principales entidades bancarias del país. A Irlanda le han seguido otros, con distintas formas de garantizar los ahorros de la gente. El más contundente, Alemania, que ha decidido garantizar «hasta el último euro», cinco minutos después de haberse comprometido con Sarkozy a no actuar unilateralmente. Ahora le toca a España. A la hora de escribir este comentario desconozco el desenlace del encuentro de Zapatero con los máximos ejecutivos de nuestras seis mayores entidades bancarias y cajas de ahorros. Es perturbador que otros países europeos hayan tomado medidas unilaterales porque, a efectos de garantizar la seguridad de nuestros ahorros, parece crear áreas de confianza y áreas de desconfianza. Motivo suficiente para justificar algún tipo de sindicación entre el Estado español y las entidades bancarias.