Zapatero cambia de táctica ante la crisis

PRIMERO FUE negar obstinadamente la crisis que todo el mundo reconocía y empezaba a sentir. Después repartir optimismo a cubos hasta que comprobó que hería la susceptibilidad de los damnificados. Y ahora, en un giro de un día para otro que ha desconcertado a la oposición, se lanza a una intensa carrera de iniciativas: reunión de banqueros en Moncloa, a la que solo se le resistió el gran Botín, aunque mandó a su segundo; inyección de dinero en el Fondo de Garantía de Depósitos moviendo el listón de seguridad de 20.000 a 100.000 euros garantizados y reunión con Sarkozy en París, presidente semestral de la UE, para pedirle una reunión de los países con moneda euro. «Francia y España están en línea», le ha obsequiado con sus declaraciones el presidente francés quien reconoce que Zapatero tiene buenas ideas y se mueve con agilidad. Está por ver si Zapatero es un gran estratega pero hay pocas dudas de que es un buen táctico que culebrea con el balón de la política con poco miedo. Más bien con temeridad a veces. Ha sido una semana casi estrictamente económica, viviendo los descalabros de las bolsas mundiales desde los puestos de mando a los bares, desde los taxis a los hogares, de no ser porque a última hora del viernes noche el presidente de Navarra Miguel Sanz arrancó una amplia mayoría en UPN para sustentar su posición: mantenimiento del pacto con el PSN que le permite gobernar en minoría y abstención en los Presupuestos General del Estado en Madrid. Devolvía así la pelota al tejado de Rajoy para que decidan ellos si se rompe el pacto UPN-PP de diecisiete años de antigüedad. Y decidir, ya se sabe, no fue nunca el deporte favorito del presidente popular. Altos dirigentes del PP preferían afrontar en Navarra unas elecciones anticipadas pero Miguel Sanz, que está en su última legislatura porque ya anunció su marcha, como el socialista Marcelino Iglesias en Aragón, no quiere operetas. «Ha puesto por delante los intereses de Navarra, lo que le honra -ha dicho su oponente pero también aliado Roberto Jiménez- pero no tiene nada de particular porque es lo que nosotros venimos haciendo desde el PSN y lo demostramos al permitir su gobierno en minoría». Ha habido también quejas de que Sanz retrasara tanto la reunión de su Consejo Político de Unión del Pueblo Navarro para tomar una decisión que estaba cantada -abstención en los Presupuestos- bajo la pública advertencia de Rajoy sobre el riesgo de ruptura. Pero es que Sanz no estaba en Navarra sino en Madrid sumergido durante varios días en la Asamblea de las Cajas de Ahorro. El presidente de Navarra lo es también de la CAN, algo que no sucede en ninguna otra autonomía. Y ante otros presidentes de cajas, según fuentes de toda solvencia, Sanz contó que ha tomado la decisión de no admitir chantaje de una emisora de radio, con canal televisivo, que mientras pedía una nueva inversión publicitaria de 50.000 euros y después de 150.000, permitía en su pantalla SMS de supuestos televidentes referidos a la falta de seguridad de la entidad. O, en una escalada evidente de presión, manteniendo un fondo con las siglas de la CAN mientras se criticaba duramente a Miguel Sanz por la previsible decisión política de abstenerse en los Presupuestos. En esas reuniones se ha analizado la grave situación y se ha coincidido en que el factor que faltaría para un auténtico caos en este país es el desencadenamiento de una «alarma social generalizada», que amenaza con llegar si continua la siembra de rumores que algunos medios de comunicación alientan, bien ingenuamente abonando el alarmismo, o con fines recaudatorios y rufianes como en el caso citado. La recomendación general que se impartió es «no ceder a chantajes», pero al tiempo también se criticó duramente a algunos directores de sucursal de una entidad catalana con presencia en la Comunidad Valenciana, entre otras, que habrían denostado a otras cajas para favorecer la salida de depósitos. Es decir: la situación es grave o realmente muy grave pero algunos desde algunas sucursales o algunos medios, tratan de sacar partido.