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Publicado por
JAIME LOBO ASENJO
León

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LA SANIDAD madrileña debe de encontrarse entre las mejores de España, como lo demuestra que diariamente se reciban en los centros sanitarios de Madrid centenares de enfermos procedentes de todas las regiones del país, que acuden a su Sistema Regional de Salud para ser atendidos, pues no en vano en los últimos cuatro años el gobierno de la comunidad autónoma de Madrid ha puesto en servicio ocho nuevos hospitales públicos, cincuenta y seis centros de salud, ha abierto cerca de tres mil camas hospitalarias (todas las habitaciones son individuales), ha puesto por las tardes en funcionamiento los quirófanos y ha contratado a más de dos mil nuevos médicos. Pues bien, pese a ello, o quizás por ello y pese a lo que supone este esfuerzo titánico  por mejorar la salud de los madrileños que está llevando a cabo el gobierno de Esperanza Aguirre, en una incomprensible actitud, el PSOE y los dos principales sindicatos, UGT y CCOO, se están dedicando en los últimos tiempos a organizar violentas y ruidosas protestas cada vez que el consejero de Sanidad de la comunidad o la propia presidenta acuden a inaugurar un nuevo servicio o simplemente a efectuar una visita a alguno de los centros sanitarios. Dicen ellos, alegan, que se manifiestan en contra de una presunta privatización de la sanidad madrileña. La última protesta, durante una visita del consejero de Sanidad, Juan José Güemes, al Hospital Clínico San Carlos, se convirtió en un bochornoso espectáculo plagado de insultos e intentos de agresión al consejero, que culminó con la intervención de la policía nacional, varios policías heridos y algunos sindicalistas detenidos (dos del MATS y uno de UGT), acusados de desórdenes y resistencia a los agentes de la policía. Esta visto que tanto el PSOE como IU, los sindicatos y alguna organización parasindical, incapaces de vencer a Esperanza Aguirre en las urnas, han decidido poner la maquinaria de la agitación pública en marcha, subiéndose al caballo del izquierdismo radical, los insultos y la violencia. Resultan incomprensibles estas actitudes, especialmente por parte de los sindicatos, si tenemos en cuenta que éstos, que sepamos, no se han manifestado contra el Gobierno del socialista Manuel Chaves en Andalucía, quien en dieciocho años no ha sido capaz de construir más de dos hospitales, o los socialistas extremeños que en nueve años aún no han levantado ninguno, independientemente de que el servicio madrileño de salud tiene de privado lo mismo que el de la casi totalidad de las comunidades autónomas, que siguen el modelo que adoptó en su día el Insalud cuando gobernaba Felipe González, que consiste en privatizar (externalizar se dice ahora) los servicios de limpieza, catering, desinfección y seguridad. Estas actitudes, repito, resultan incomprensibles, salvo que lo que pretendan los sindicatos sea insuflar oxígeno a unas más que decaídas Federación Socialista Madrileña o Izquierda Unida. Resulta incomprensible y contradictorio que estos mismos sindicatos, que acusan violentamente al gobierno de la comunidad autónoma de Madrid de querer privatizar la sanidad, se lamenten de no poder acudir a la sanidad privada a partir del 2009, como consecuencia de lo previsto en la Ley General de Presupuestos del Estado, elaborada por el Gobierno de ZP, de suprimir a partir del 1 de enero la colaboración privada en la gestión de la asistencia sanitaria y de la incapacidad temporal a través de empresas colaboradoras, es decir que la sanidad publica no podrá desviar pacientes a la privada y en el colmo de lo incomprensible, los citados sindicatos responsabilizan al ejecutivo regional de Madrid de la eliminación de este concierto sanitario, cuando se trata de una decisión del Gobierno central, que como todo el mundo sabe es del PSOE. Resulta incomprensible que estos sindicatos no protesten al poder comprobar que la sanidad publica, tendrá en los Presupuestos del año 2009 la consignación mas baja de la historia, un 30% más baja que la del 2008, dejando a las comunidades autónomas con cerca de 3.000 millones de euros menos. Y lo que casi nadie entiende es que mientras el Gobierno no toma medida alguna ante la situación económica y destrucción de empleo, los sindicatos tengan como principal preocupación atacar al PP con una encarnizada campaña de acoso a las autoridades de la Comunidad de Madrid.