Diario de León
Publicado por
CAYETANO GONZÁLEZ
León

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SI EL ACTUAL presidente del PP pensó en algún momento que el cuestionamiento de su liderazgo, tras la derrota electoral del 9-M, había quedado zanjado en el congreso de Valencia, algunos de los acontecimientos acaecidos en los últimos días le habrán devuelto a la cruda realidad de que eso no es así, y que como algunos ya vaticinamos en su momento, va a tener que pasar, ya lo está haciendo, por un duro calvario. Su grave metedura de pata con lo de «mañana tengo el coñazo del desfile» y la indisciplina de su socio en Navarra, UPN, decidiendo abstenerse en la votación de los Presupuestos Generales del Estado han vuelto a reabrir el debate sobre la capacidad de Mariano Rajoy para liderar al partido que representa al centro-derecha y que cuenta con casi 10,5 millones de votos, y sobre si con él de candidato el PP está en condiciones de ganar o no las elecciones generales del 2012. Rajoy tomó tras su segunda derrota electoral ante Zapatero una decisión tan legítima como discutible: quedarse al frente del PP, renovar los equipos y cambiar el discurso y la estrategia política. Para ello, se presentó al congreso de Valencia dejando muy poco margen para que otros lo hicieran; nombró como colaboradores suyos a personas de una generación siguiente a la que esperaba tocar el poco poder que se tiene en la oposición, y en cuanto al discurso y estrategia, decidió rebajar el tono bronco de la anterior legislatura, presentar una cara más colaboracionista con el Gobierno y, sobre todo, huir como de la peste de tomar posición sobre cuestiones con cierto cariz polémico, en las que tenga que reflejar lo que piensa él y su partido, léase: ampliación de la ley del aborto, eutanasia, ley de libertad religiosa. Pero la crisis económica tan brutal que nos invade lo llena todo, y en ella no ha encontrado su hueco el líder de la oposición. Zapatero lo ningunea hasta decir basta. Sus propuestas no son tenidas en cuenta, llegan mal a la opinión pública y además, en el fondo, a la gente lo que quiere es que los políticos les resuelvan sus problemas y no tanto quien tiene la culpa de lo que está pasando. Y en esas estábamos cuando llegado lo de «el coñazo del desfile», que ha herido los sentimientos de muchos españoles, entre ellos, muchos votantes del PP. Lo malo de la frase es que refleja a la perfección la forma de ser de Rajoy: esa mezcla entre pereza para hacer las cosas, desidia, y falta de entusiasmo en la defensa de unas convicciones, de cuestiones realmente importantes. En cuanto a la indisciplina de UPN, lo grave no es que vayan a abstenerse uno o los dos diputados de esta formación política en la votación de los Presupuestos. No, lo grave es que cunda el ejemplo entre otros barones regionales populares al detectar que con Rajoy hay barra libr», o dicho en términos más políticos, ausencia de liderazgo.

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