Mamazonía

LEÓN exporta hombres sabios y, en Iquitos, en plena selva amazónica, reside José Álvarez Alonso, omañés naturalista que llegó allí de dominico y hoy es uno de los ornitólogos más famosos de Iberoamérica, tras haber descrito cinco especies de aves nuevas, entre ellas el tiranillo de Mishana (Zimmerius villarejoi), en honor del pueblo leonés de Villarejo. Nuestro protagonista, Pepe, ha propuesto cambiar el nombre de Amazonía por Mamazonía, a la vista del exterminio de sus indígenas y la expoliación de los ecosistemas silváticos, con un modelo explotador extractivo que rapiña caucho y otras resinas, caoba, maderas nobles, pieles de animales, petróleo , oro y animales vivos. Varios madereros ilegales le han amenazado de muerte por la defensa que hace de los recursos naturales. Director del Instituto Peruano de Investigación Amazónica, Pepe trabajó 13 años de misionero, encargándose de la catequesis en 70 poblados en la frontera entre Perú y Ecuador, siempre montado en una canoa pues el único acceso a pueblos remotos es vía fluvial. Lo primero que le sorprendió es la alegría de unos pobladores que, casi sin enseres, no recordaban nada a los españoles, de bolsillo fuerte y ceño fruncido. Llegó un momento que sus sermones por la cuenca del Tigre le parecieron predicar en el desierto, decidiendo trocar la búsqueda de bienestar religioso por ayudas a su vida física, con apoyo a la salud, la alimentación y el manejo de los recursos de la selva verde, el gran pulmón y centro de biodiversidad de la tierra. Hay que recordar que, en 1542, cuando pasó por allí Francisco de Orellana, se quedó estupefacto por la bonanza alimentaria: «había muy gran cantidad de comida, ansí de tortugas en corrales y albergues de agua, y mucha carne y pescado y bizcocho, y esto tanto en abundancia, que había para comer un real de mil hombre un año». Aunque recuerda con añoranza la cecina, José Álvarez pelea por unos indios y un monte verde que muchos golfos desean eliminar.