Diario de León
Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

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LEÓN Y PONFERRADA juegan en divisiones distintas. León es una de las ciudades más bellas de España, tiene aeropuerto y el MUSAC. León tiene un lugar importantísimo y fundacional en la historia de Iberia. Aunque no tenga un lugar en Castilla y León. Todavía. En todo caso, soy de los que creen que lo de León Solo es una quimera hacia la pobreza. Y que salmantinos y zamoranos no parecen muy interesados en una nueva autonomía a poniente. Lo de León solo, en fin, no es viable ni con Zapatero en la Moncloa. Ponferrada, sin embargo, sí que debe buscar su sitio en España. Sin triunfalismos ni sueños vanos. La ciudad tiene que perfilarse más en el mapa nacional porque la vida es lucha. Y porque las ciudades pelean por «ser alguien» en la gran red urbana que es España. Más que otra cosa, más que un estado, más que 17 comunidades y 50 provincias, España es una red urbana. De intereses, mercancías, cultura. ¿Y qué puede hacer Ponferrada para tener más visibilidad? Se me ocurren algunas cosas, nada originales por otra parte, que presento ante el foro provincial. Convencido de que a los leoneses del Bernesga-Torío les parecerá siempre bien una Ponferrada más ilustre, más pujante, más universal y, por supuesto, más leonesa. Porque una población anclada en los mitos del monte y en las fantasías chacineras tiene el vuelo muy corto. Ponferrada cuenta con varios instrumentos para dibujar su vida en la España de hoy. Empezaría diciendo que es la ciudad de Las Médulas. Y que, por ello, debería vincularse más a ese teatro verde y rojo, romano y aurífero que se extiende a poniente. Ponferrada es la urbe más cercana a las Médulas, y las Médulas es lo más admirado del Bierzo. Lo que convierte a esta comarca en un lugar único. Porque solo el Bierzo tiene esa grandiosa y antiquísima arqueología industrial. La ciudad es, además, la capital del Bierzo. Donde vive la mitad de su población. Pues bien, la ciudad del Sil-Boeza debe intensificar aún más ese liderazgo comarcal. Debe tener mayor protagonismo en su interlocución entre el Bierzo y el resto de España. Como hace Pamplona respecto de Navarra. Otra seña de identidad que hay que poner en valor es su condición de Ciudad del Maquis. Porque Ponferrada es, de todas las urbes españolas, la que estuvo más cercana a un escenario bélico tan terrible como romántico, donde se juntan todo los encantos épicos y también tanto dolor y crueldad. Aquella lucha admirable sucedió, sobre todo, en las proximidades de la urbe. Y es un mundo que cada día tiene más relevancia, tras décadas de olvido. Ponferrada podría ser un foro catalizador de todas las cuestiones que se plantean en ese debate. Complejo, sin duda. La ciudad debería dar un paso al frente y organizar algo al respecto. Importante, riguroso y de periodicidad anual. Y, a partir de la durísima experiencia del Bierzo en la guerra civil y la postguerra, abrirse a otras realidades de pareja significación. Para estar en el mundo de otro modo. Más universal. Y ser la sede de una voz. Moral. Ponferrada, además, ha de ser cuanto antes la ciudad de la Energía, idea que le debemos a Zapatero, y que es muy importante, sin duda. Ojalá llegue pronto a ser una realidad tangible. Porque la capital del Bierzo también tiene ese punto: es la ciudad donde echó a rodar Endesa cuando, a la vez, era sede de la mayor empresa minera privada de España. Ese doble liderazgo histórico-energético también debe ser articulado de un modo eficaz y atractivo. Sí, quedan otras ciudades, lo sé. La jacobea, claro, y la templaria; esta última un tanto de cartón piedra. Por lo demás, sueño con que algún día habrá una Ponferrada literaria. Aunque sea pedir peras al olmo. No a don Luis, que él casi todo lo consigue. Y que nos puso en el mapa.

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