EL RINCÓN
El Congreso se divierte
LO TIENEN que estar pasando en grande pidiendo aclaraciones a 67 diputados para averiguar, como en el chotis, «de dónde sacan pa tanto como destacan». Resulta que el diez por ciento de los parlamentarios, que sólo parlamentan por escrito porque nunca dicen esta boca es mía, trabajan en bufetes y sólo 45 de los 350 declaran dedicación exclusiva. Hemos ideado una peculiar democracia en la que se puede denunciar todo y publicarlo en los periódicos a condición de que no pase nada. La gente de la calle, que somos todos excepto los que no están guarecidos en cargos innecesarios, piensa que nuestros políticos tienen más cara que espalda. Incluso más que guardaespaldas. Lo habitual es que estos señores sólo obedezcan a la ley del a gravedad, una vez desplomados en sus sillones, y no le hagan el menor caso a la ley electoral, que les prohíbe tener ingresos privados. Joaquín Almunia, que fue nuestro ministro de Trabajo más joven y acaso al que le costó menos trabajo ser ministro, ha delatado valerosa y oportunamente la situación. «Es intolerable y escandaloso los sueldos, bonus y blindajes de los banqueros», ha dicho. Coincide con un verso, tachado de demagógico hace setenta años, de Pablo Neruda: «España pobre por culpa de los ricos». Ahora se ha ampliado la nómina de culpables con la ingente cantidad de golfantes en nómina. No hay país que aguante las retribuciones de nuestros altos directivos ni de nuestros bajos dirigentes. Alerta el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios de una segunda oleada de la crisis financiera, cuando todavía nos están haciendo la respiración artificial a consecuencia de la primera. Mientras, el Congreso investiga a los señores diputados que no tienen dedicación exclusiva. Como si no supiéramos a lo que se dedican exclusivamente.