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León

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DICE Gustavo Bueno, el filósofo más ácrata que tenemos en España, el que habla siempre, y le importa un rábano, desde la orilla de lo incorrecto, que lo que le da miedo es el «miedo a pensar» que tiene este país en el que vivimos. Bueno, un viejo catedrático, al que la derecha encasilla en la izquierda y ésta, ahora, casi en el fascismo mientras él mira divertido a uno y otro lado desde una lúcida anarquía, no deja títere con cabeza y es libre sin desencanto. «Garzón sufre -dice- lo que en psicoanálisis se llama «complejo de Jesucristo». Como un mesías viene a acusar a los vivos y a los muertos». Genial. El filósofo que se considera «ateo cristiano» aduce que por el hecho de poder expresar libremente cualquier opinión, algunos tienen la insolencia de creer que las suyas deben ser respetadas y toleradas aunque sean una imbecilidad. Las personas merecen siempre respeto; las opiniones, según. Tal vez no sea miedo a pensar sino incapacidad para reflexionar desde la lucidez para construir un pensamiento sólido. Hoy importa más el marketing que la verdad, vender que producir, estar que ser. Todo el país, con el presidente Zapatero a la cabeza, incluso con la ayuda del Re y, está exigiendo que España esté, como se merece, en la cumbre de Washington. Pero nadie ha explicado qué va a decir, qué tiene que decir España allí para encontrar salidas a una crisis en la que nos han metido unos «terroristas económicos» sin que los reguladores y controladores, que ahora dicen lo que hay que hacer, se enteraran de nada. Ayer presentaba en Madrid el ex diputado del PP Jesús López Medel un libro muy interesante, La larga conquista de la libertad , que explica el proceso de desmembración de la antigua Unión Soviética en quince países que aún andan buscando su lugar en el mundo. Unos están avanzando en la democracia y otros siguen donde estaban antes. Muchos de los ciudadanos que viven allí, muchos de los que emigran a otros países, siguen teniendo miedo a pensar. Durante décadas eso era para ellos un delito penado a veces con la muerte. Ahora que estamos a punto de conmemorar el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, López Medel, que fue laminado de su partido por pensar diferente y no callarse lo que pensaba, y algunos de los que presentaron su libro, hablaron del derecho a vivir en democracia como un derecho fundamental más. Pero en democracia, la libertad de pensar debería ser obligatoria. Lo que sucede es que eso hay que entrenarlo, defenderlo y protegerlo. Y a muchos les gustaría que no pe nsara nadie. Ni siquiera ellos.