NUBES Y CLAROS
Crisis selectiva
POCO LES IMPORTAN las hipotecas subprime y el tsunami que han provocado a los clientes del lujo despampanante, ricos por los cuatro costados, que siguen despilfarrando si cabe con mayor alegría, pese a los desesperantes desplomes bursátiles. Tan poco como a los pobres de solemnidad, muchos más, que en diez años de «extraordinaria generación de riqueza» en el país se han quedado donde estaban. O, como diría aquel gracioso, con el doble de lo que tenían: antes nada, ahora nada de nada. Extraña situación esta de crisis selectiva, que sacude a todos pero al final deja a cada uno en su sitio. Igual que la alegre época del que parecía inagotable crecimiento económico, que también dejó a todos más o menos donde estaban. Los ricos, mucho más ricos. Los pobres, en la misma miseria y exclusión. Cómo entender que en los tiempos que corren, con los salarios que corren también, las apreturas económicas y el paro compartan espacio en los informativos con citas gastronómicas de a y pico mil el plato, con champagnes de a 500 euros la copa. Cómo que las revistas de moda recomienden con naturalidad la compra de bolsos de 3.000, 6.000 o más euros. No sé al alcance de cuántos bolsillos estarán estos complementos de las marcas de lujo (que siguen incrementando sus ventas en esta época de crisis), desde luego sí sé al alcance de qué conciencias no llegará la cultura del derroche desbocado e irracional. Y menos mientras la pobreza extrema siga instalada entre nosotros. Más un un millón y medio de españoles siguen viviendo con menos de 280 euros al mes. Hoy hay en España los mismos pobres que hace una década. Es evidente que algo falla en el sistema. Y no es sólo un problema de liquidez financiera.