AQUÍ Y AHORA
Despotismo
ESPAÑA sigue siendo diferente. Mientras en Holanda, Francia, Estados Unidos o Bélgica son públicos los nombres de los bancos fulminados o atrapados por sus prácticas financieras codiciosas, aquí, la inopinada alianza entre el Gobierno Zapatero y los patrones de la banca -acuerdo bendecido por Mariano Rajoy- privará a los ciudadanos de la lista de entidades tocadas por la crisis. Entidades que se van a repartir 150.000 millones de euros procedentes del erario. Los banqueros españoles quieren recibir dinero del Estado pero no quieren ni luz ni taquígrafos que den fe de su situación contable real. Piden dinero pero no quieren que sepamos ni cuánto ni a quién se lo va a dar el Gobierno. Alfredo Sáenz, el consejero delegado del Banco Santander, lo ha dicho así en la misma conferencia de prensa en la que se jactaba de que en los últimos nueve meses su banco había tenido unos resultados «buenísimos». Si añadimos que el mencionado señor Sáenz es partidario de que los bancos reciban dinero de los contribuyentes pero sin que estos conozcan ni el monto ni el nombre de los beneficiarios -«para no perjudicar su imagen»- entonces, la cosa deriva en provocación. Que Sáenz diga lo que ha dicho le retrata en este tiempo en el que mientras su banco ganaba más de seis mil millones de euros, resulta que ochocientos mil trabajadores se quedan sin empleo. Que lo haya dicho el mismo día en el que PSOE y PP (Pedro Solbes y Cristóbal Montoro) pactaban en Congreso de los Diputados que las operaciones de inyección de dinero público a los bancos y cajas de ahorro se lleven a cabo en un marco de deliberada opacidad, aclara el fondo de la cuestión. Sáenz no está solo en esa ausencia de sensibilidad social que caracteriza a buena parte de los dirigentes actuales de nuestra sociedad. Les pagamos la comida, pero no podemos conocer ni el menú ni quienes van a comer a nuestra costa. Despotismo sería la palabra.