CRÉMER CONTRA CRÉMER
El semen nuestro de cada día
LA VERDAD es que hasta que no me fue llegada la información de la existencia de la doctora Doña Marina, notable ya por sus trabajos de investigación sobre la fertilidad, los leoneses ignoraban casi todo lo que se refería a esta sabia paisana nuestra, como suele suceder en todas las demás disciplinas ejercidas por chicas de empuje y solvencia científica. Y el caso era y es que la tal docto ra, ejerce en Barcelona en un centro de absoluta solvencia y sus descubrimientos están obteniendo una curiosidad expectante, dada la singularidad de sus estudios y los resultados de éstos, que están ayudando a resolver algunos de los enigmas humanos de mayor preocupación en la actualidad: Nada más ni nada menos que el gravísimo problema de la infertilidad. Se nos está agotando el generoso manantial de la vida y las señoras donantes de niños robustos y bellos luchan enconadamente con la duda científica intentando descubrir los motivos por los cuales la cifra de niños llegados a este mundo ibérico, en patera o en cayuco, ha disminuido ostensiblemente resultando ya más numerosos los originales de Tanzania, por ejemplo, del Senegal o del Ecuad or que los de la siempre copiosa y fe raz tierra de Don Suero de Quiñones, siempre con la danza al brazo y en lo alto las estrellas. Indagan la razón o la sinrazón por la que se produce el lamentable agotamiento del caudal humano, científicos procedentes de los colegios científicos de León, Ponferrada, Astorga y La Bañeza, han adelantado una solución que nos ha producido pasmo: Resulta que el índice de la reproducción humana, disminuye de manera alarmante y aumenta la deficiencia de nuestros espermatozoides. La declaración descubridora de la doctora leonesa nos ha llenado de orgullo. Quizá el fenómeno de la infertilidad provoca una mejoría en la capacidad del Gobierno en combatir la recesión que se anuncia, ya que si menos niños a consumir y menos obligaciones de los padres a soportar, más posibilidades de que ni la crisis ni la recesión, ni Solbes ni don Sebastián eran capaces de enderezar el entuerto en el cual hayamos podido incurrir que así se nos castiga. Estamos dotados de espermatozoides que resultan ineficaces para la función esencial que se les ha encomendado. Aceptado el hecho de que el machismo varonil no tiene el fundamento del vivaz e inquieto espermatozoide, que presenta un aspecto más bien indecoroso e inservible, teniéndose el varonil hispano que encomendar a los inmigrantes beneficios y prolíficos la misión de completar el censo... Pero no es ese sólo el inconveniente de nuestro proceso de fertilidad. Es que también pasa con nuestros mayores que en cuanto llega el período de las lluvias se ponen húmedos, comienzan a humedecerse. Y se duermen. Tener razón antes de tiempo es peor que no tenerla...