Papanatas

¿QUIÉN DIJO crisis?, ¿Quién dijo miedo?. En el Bierzo, para eso, hay inmunidad. ¡Aquí estamos que lo tiramos, oigan! Este fin de semana hubo en Ponferrada más gente comiendo el cocido del Centro Galicia que manifestantes en la convocatoria de UGT y CC.OO. contra la siniestralidad laboral. Si fuera sindicalista me replantearía la historia y pondría un cocido de garbanzos al final del recorrido. En Rusia pusieron copa de vodka al final de la visita y lograron colas a las entradas de los museos. Y así, de paso, alguno se culturiza. En los museos, me refiero. En este Bierzo invernal no necesitamos vodka para calentar el espíritu. Ya existen cocineros que son capaces de vendernos una tortilla de patatas desestructurada. Con el alimento espiritual político que recibimos casi a diario, vamos arreglados. Ahora resulta que lo último a lo que aspiramos es a tener una ertzaintza berciana. ¡Tela!. Vino por aquí el consejero Mañueco, dijo que podría aplicar modificaciones legales, chascó los dedos, y ¡zas!, ya está: cuerpo policial propio para los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes. Y lo venden como el que hace una gran obra social de caridad, dado que esa policía está pensada para los más pobres, para regular el tráfico en las tardes de atascos en las glorietas de Candín, La Válgoma y Matavenero. Pero lo que más me llama la atención es el papanatismo, -ya no de los de fuera-, sino de los de dentro. El Consejo del Bierzo dice que «guai», que «chachi», que así tenemos algo con lo que mandar y a quien mandar. Porque, mandar, lo que se dice, ¡más bien poco!. Y hasta al subdelegado del Gobierno, (que tengo por serio y solvente), le parece bien. Creo que todo el mundo me entenderá si exclamo aquello del «¡Éramos pocos y parió la abuela!» Aquí, o nos tratan por idiotas, o empiezo más bien a sopesar seriamente la ignorancia y la memez de algunos. Entiendo las ansias de poder del Consejo como propias de las pequeñas miserias de la condición humana. ¿A quién no le gusta ser más poderoso?. Entiendo la mezquindad de los partidos bercianeros por tener policía en los pueblines si pagan, -como dicen ellos-, «los de León» o «los de Valladolid». No. ¡Ya está bien, hombre! Un poco de sentido común. Dentro de poco harán falta administrados para tanta administración. Pérez-Reverte estuvo hace unos días a punto de darle unas guantadas en Madrid a un tipo con cara de Evo Morales por llamar éste «¡Cabrones!» y lanzarle un «¡Abajo el Pepé!» a él y a su amigo Javier Marías, sólo por llevar corbata al salir de la RAE. Y claro, si se las da al indio, vaya cristo de xenofobia que se monta, porque otra cosa no, pero papanatas de lo políticamente correcto, unos cuantos. Los de la pizarra anuncian 700 despidos, en Vitro se habla de ello, en Roldán hay problemas, y así, más. El empresariado y el asalariado (menos funcionarios), con la mosca en la oreja; ZP partiéndose el pecho en la cumbre del G-20, y vamos los de aquí con otra policía. Podría hacer mil chuflas con lo del ejército de la señorita Pepis, un poder ejecutivo, legislativo y judicial berciano, o una selección nacional de fútbol del Bierzo. No. Papanatadas, las justas.