Sesenta euros

CON MUECA sonriente y celebrando la noticia, el presentador de los espacios deportivos de televisión española -”que ocupan el triple de tiempo que, por ejemplo, los eventos culturales-” nos cuenta que la gasolina que utilizan los vehículos ultramodernos que compiten bajo nuestra bandera en el Dakar viene a costar unos sesenta euros el litro, y como si el hallazgo no fuera suficientemente deleznable, agrega que el total de combustible consumido en la espléndida carrera asciende, si las cosas no se complican y hay bajas, a unos treinta mil litros de nada. «Multipliquen y háganse una idea», dice el periodista con admiración.

Oye uno estas cosas, en los escasos momentos que temerariamente se le ocurre ver un informativo nacional, y se le doblan las rodillas pensando que vive en otro país diferente, o incluso en un universo paralelo, porque la verdad es que las memeces que nos largan un día sí y otro también desde los púlpitos de la comunicación oficial, son como para buscarse una escoba y salir volando. ¡Sesenta euros el litro! Y no se lo pierdan, la noticia se acompaña de un publireportaje en el que unas chicas en bata y unos señores de aspecto sesudo nos explican el delicado y complejo proceso de refinar la gasolina, que vista entre matraces y retortas, tiene un singular parecido a un chorro de oro.

De dakares y copasdavis nos van llenar el ocio los próximos meses, ya lo verán, como antaño se ofrecía al vulgo el circo y los panes, a ver si de esa forma la gente va tragando seriales deportivos y no le da por salir a la calle a liarse a gorrazos con los políticos, los constructores y los banqueros. Por apostar, me tiraría el farol de que este fin de año (de momento, en el anuncio de cierto famoso cava ya aparece el equipo olímpico de natación femenina sincronizada) los cuartos los van a dar Nadal y Alonso, premios Marqués de Cáceres, perdón quise decir Príncipe de Asturias. A lo mejor dentro de un año, si las cosas siguen así, al que tienen que poner comiendo las uvas es a Carpanta.