Santa Cecilia, patrona de la música

EL MAESTRO de música era un hobrín pequeño, tan pequeño que más bien parecía arrancado del conjunto de alumnos de la Academia. Daba sus lecciones con una sonrisa en los ojos. Sonreía para no romper su armonía personal ante los barbarismos que se nos ocurrían a los catecúmenos. A los sumos, con la voz de un padre capuchino único, nos advertía: «Tened en cuenta de que Hilarión Eslava, en su estudio sobre la música, dice y repite que la Música es el arte de combinar los sonidos y el tiempo» y que todo lo demás no son sino añadidos de esta sabia teoría.

Y mal que bien, al compás de compasillo que era el ritmo impuesto por el abnegado profesor-director, cantábamos nuestra retahila y conseguíamos sostenernos en pie: Do, Sol, Do, Mi, Si, Do, Si, La, Re, Do... Y allí se acababa la lección por aquel día. El Círculo de la calle Pablo Flórez se llenaba de gritos y a lo peor, sonaban acordes extraviados, perdidos entre la niebla. La gente canta a pesar de todo y es tan fantasiosa que incluso a lo que suele hacer para perderse un poco como ser civilizado entre vaporosos efluvios, les suele llamar Música.Y se reúne con otros de su mismo estilo y jaez y a lo que se entregan es a poner el grito en el cielo, no la música, porque lo que suele convertirse en Concierto no es en puridad sino ruido, que ya lo dijo nada menos que Napoleón: «La música, decía el corso, es el menos molesto de los ruidos».

Cuando se formaliza, es decir, uno de esos desconciertos a que se refería el viejo y santo profesor, Santa Cecilia, su patrona salta en los altares. No es eso, no es eso... Y no lo es. En este día, que encomiendo a los leoneses y leonesas de auténtica estirpe musical, dedico este poemilla de Luis Cernuda, suplicando a tantos «voceros» como confunden el ruido con la música que intente corregir la letra y la música de sus expresiones musicales: «Pinta la misteriosa voz del aire / fugitivo y pinta / el residuo angélico / entre brasas.

Allí la música. Hilo de agua esquiva / sosteniendo la cumbre / donde la paloma / quiebra el color. Nace mágica y se impone / dulcemente. Sin ella la palabra sería esfuerzo vano / de un proyecto de vida. Alma de las cosas, la música sin ella el hombre enardecido grita, rechina, sucumbe / Muere.

Píntala.