Ver para creer

SI NO LO VEO, no lo creo: existe la Federación Nacional de Ateos (Fida). Es decir, unos paisanos que quedan para hablar sobre aquel en cuya existencia no creen. Pues dicho así, resulta un poco tostón y freudiano. Como un club de fans, pero no de filias sino de fobias. Extraña afición, vive Dios. Este católico pecador se asociaría para promover que la tortilla de patata sea declarada patrimonio de la Humanidad, pero nunca para negar la grandeza gastronómica del Cabrales, aunque me repugna. ¿Tiene sentido asociarse para proclamar que no te gusta bailar Macarena o que nunca serás del Barça-¦? A mí me suena a coartada para irse a echar una partidina. A infantil culo caca pedo pis. Entiendo que los ateos no crean, pero me escama tanta oficialidad. Ya puestos a etiquetarse, mejor hacerlo por nuestras afirmaciones que por las negaciones. Más elegante hubiera sido crear la «Federación de Convencidos de que Muerto al Hoyo y el vivo al Bollo»; viene a ser lo mismo, pero con más mano izquierda y sin negar, con esas rotundidades, la existencia divina. Ya son ganas dedicarle tu ocio y fiestas de guardar a quien, según ellos, no existe. En este mundo herido, el ateismo es credo de lobos esteparios, comprensible y respetable, pero ser ateo con carné, pin y abonar religiosamente la cuota, me parece que roza lo milagroso, con perdón. Una pintada del 68 proclamaba: «Dios ha muerto, firmado Nietzsche». Y debajo otra: «Nietzsche ha muerto. Firmado: Dios». Los ateos también se federan. Han ideado una campaña promocional. Pero quien esto escribe, jamás pertenecería a la asociación de quienes, pongamos por caso, no les gustan las novelas de Marcial Lafuente Estafanía; simplemente, no las leo. Al parecer, admiten donativos. Toma, y yo. Será para sus misiones. Ver para creer.