Sabiduría leonesa

ALLÁ por los años 20 del pasado siglo, un estudioso local llamado Daniel Reyero recopiló y publicó en la prensa de la época toda una batería de «locuciones, giros y otros refranes y modismos», recogida en las distintas comarcas de la montaña leonesa. Se trata de reflexiones y sentencias muy a la pata la llana, por así decirlo, que en gran parte son desconocidas por haberse perdido, hace ya muchas décadas, entre los pliegues de la memoria. Así que, desde nuestra privilegiada atalaya tecnológica, conviene echar la vista atrás con la intención de poner en valor algunas perlas de esa Biblia de lo popular que es el refranero. Y a modo de declaración de principios acerca de la vida campesina del pasado: «lo primero y principal, oír misa y almorzar». U otro giro más pormenorizado: «por oír misa y echar cebada nunca se perdió la jornada». Un escalafón de prioridades que afectaba principalmente a lo más sagrado: «primero es Dios que todos los santos».

Ahora y siempre, la situación económica es cuestión de debate cotidiano. Referido, por ejemplo, a los enfermos por aparentar: «lleva mucho zurrón pero poca merienda». O ese otro de «no asan y ya pringamos». Aunque lo peor de todo era no tener «ni para mandar cantar a un ciego». Hablamos de personas difíciles, de esas que dan «más guerra que el Napoleón de Francia». En definitiva, tipos que te llevaban a pensar: «¿él por aquí y la horca sin gentes?». Pues para todos ellos, la recomendación definitiva de «anda al infierno, que estarás caliente». Otro apartado de peso se centraba en temas médicos, donde se incluían razonamientos tan atinados como «penas no matan pero ayudan a morir». Y para poner broche de oro, un sabio consejo para los disolutos: «lleva buena vida o toma sopicas y buen vino».