«Versos sueltos» por doquier
«VAMOS a tener que acostumbrarnos a estos versos sueltos». La afirmación, referida a la controvertida integración de las Cajas de Ahorro en el «gru
po contractual» auspiciado en comandita por el PP y el PSOE en Castilla y León, fue realizada hace un mes por el Portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, quién todos los jueves comparece ante los medios informativos con alguna frase ocurrente en la recámara.
Lo de «verso suelto» le venía siendo aplicado en el PP a Alberto Ruiz Gallardón por su repetida falta de concordancia con la rima oficial de su partido, disonancia que, si bien se ha corregido respecto a la dirección nacional, sigue chirriando en lo que respecta a la lideresa madrileña. El símil utilizado por De Santiago-Juárez venía a cuento del rechazo a esa propuesta de «integración» manifestado en bloque por las secciones sindicales de la UGT en las seis Cajas de Ahorro de Castilla y León. Admitamos que esa oposición sindical podía considerarse en ese momento un «verso suelto», aunque por esas fechas no era el primero, ya que anteriormente el Ayuntamiento de León había aprobado la moción de la UPL exactamente en el mismo sentido.
Un mes más tarde se constata que la proliferación de «versos sueltos» se ha extendido por doquier, comprometiendo seriamente la composición armónica del poema pergeñado (por no decir perpetrado) conjuntamente por Juan Vicente Herrera y Óscar López. En las filas socialistas, el «verso suelto» de León obtuvo pleno refrendo en el congreso que eligió al alcalde de la capital nuevo responsable del partido en esta provincia. En el PP, soslayada de aquella manera la oposición latente en Ávila, las direcciones provinciales del partido han venido acatando formalmente el «modelo financiero», aunque es bien sabido que lo han hecho por mera disciplina y en la mayor parte de casos bastante a regañadientes.
Lo que no podía sospechar el presidente de la Junta es que una fría tarde de diciembre miles de sus conciudadanos fueran a echarse a la calle en Burgos para manifestar su absoluto rechazo a la participación de las dos Cajas burgalesas en el «grupo contractual» de marras. ¿Cómo iba a sospechar una cosa así quien unas semanas antes había instado a las Cajas a que no desoyeran el «clamor popular» existente a favor de su «integración»?
A tenor de esa manifestación y de las diferentes encuestas realizadas, en Burgos el «clamor popular» existe, pero justamente en la dirección opuesta a la apuntada por el presidente de la Junta. A orillas del Arlanzón los «versos sueltos» se cuentan por decenas y alguno del calibre métrico del de la confederación empresarial de Burgos, que ha manifestado su «no rotundo» a la propuesta, dejando en evidencia la falsa unanimidad de la patronal regional, Cecale. (De la UGT ya hemos hablado al principio y en CC.OO. el apoyo de la ejecutiva regional tampoco es compartido, ni de lejos, por todas sus secciones sindicales en las propias Cajas). Si Herrera y López pensaban que la férrea disciplina interna en el PP y en el PSOE iba a bastar para imponer a las Cajas el «trágala» por ellos pretendido, a la vista está que han incurrido en un manifiesto error de cálculo.