Diario de León
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«MIEDO a la democracia» me dijo una vez un amigo. «La explicación de la situación de indefensión en la que se encuentra León por la actual configuración autonómica, fue y es, el miedo a la democracia». Desde entonces esta idea aflora recurrentemente en mi cabeza. Cuando escucho o leo sobre las bondades que trajo consigo el sistema autonómico para el desarrollo de distintas regiones españolas (Extremadura, Galicia, Andalucía, etcétera) no puedo evitar sentir una profunda tristeza y también un fuerte sentimiento de impotencia. ¿Por qué no con León? El miedo a la democracia es la respuesta y es que es absolutamente falso que el poder político central no interviniera, durante la Transición, en el proceso de organización territorial, y es también absolutamente falso que la identificación regional que se produjo a partir de 1978 fuera un proceso voluntario y protagonizado por los diputados y senadores elegidos en las elecciones generales celebradas en 1977 y 1979: el 30 de junio de 1978 el Consejo de Ministros aprobó la preautonomía de Castilla y León, en la que fueron incluidas las provincias de Santander, Logroño y León a pesar de que sus representantes políticos se habían autoexcluido de este proceso y nuestros representantes políticos fueron forzados a votar, en sólo diez días, la incorporación de León al ente castellano-leonés en contra de su propio deseo. «Con el corazón en la mano hubiésemos preferido votar por León solo, pero han primado las razones de estado», dijo entonces Martín-Villa.

¿Y cuál fue el resultado de todo aquello? Una comunidad autónoma llamada de «Castilla y León» obsesionada por imponer su consideración como «región» (¿cómo puede ser región si ni siquiera tiene un nombre propio?), que se opone a reconocer expresamente lo obvio, que está formada por León y por Castilla (a pesar de que tuvieron una buena oportunidad para hacerlo en la última modificación de su estatuto de autonomía), que utiliza recursos del más rancio nacionalismo tergiversando y ocultando la historia de León en nuestro sistema educativo frente a la historia de una «Castilla y León» que jamás existió, y que impide el desarrollo y evolución de la Cultura, de la Economía y de la Industria leonesas. Es decir, una configuración autonómica que impide el ejercicio a los leoneses de sus derechos constitucionales más básicos, como es el derecho a la autonomía y sus beneficios derivados. Y digo yo-¦ si existe en España una situación jurídica o de cualquier tipo que impide el ejercicio de un derecho constitucional, será porque esa situación es inconstitucional ¿no?. Sin embargo no tenemos fuerza para ponerlo en evidencia ante el resto de España, no conviene a la clase política, o como declaró Ángeles Caso sobre otro asunto: «Media un abismo entre lo que desean los ciudadanos y lo que persiguen los políticos y otros intereses». Y de esta forma insisten machaconamente con el mapa autonómico está cerrado a pesar de que perfectamente sabido que la mayoría de los leoneses queríamos y queremos que la Constitución Española se aplique con rigor y que nos den lo que nos corresponde. Nuevamente la explicación es el miedo a la democracia.

Ahora quieren modificar la Constitución ¿Y qué van a hacer con nuestro derecho, el de la única región histórica española que no ha podido ejercer su derecho a la autonomía? ¿Soslayarlo con la enumeración de las comunidades autónomas actuales? Ya de paso, aprovechen y eliminen el símbolo del león del escudo de España. Al fin y al cabo tampoco tienen ni idea de lo que pinta ahí.

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