Bendición preocupada
LA ADVERTENCIA del Papa de que el mundo se encamina hacia la ruina si no se logra anteponer la solidaridad de efectos colectivos a los intereses de parte subraya uno de los perfiles más inquietantes de la crisis económica, aquel que tendría que ver con una exacerbación del individualismo como receta para hacer frente a unas dificultades que han superado fronteras. Es significativo que Benedicto XVI alertara del incierto panorama al que se asoman las sociedades más asociadas a la imagen del bienestar y del riesgo colectivo que comportaría supeditar la búsqueda del bien común a otras expectativas menos altruistas. El Pontífice combinó las alusiones a la crisis con una referencia a la persistencia de conflictos armados. Dos menciones oportunas que ponen de manifiesto el peligro de que el fuerte enfriamiento económico detraiga atención y esfuerzos de otros problemas que continúan requiriendo del compromiso internacional.