Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER | VICTORIANO CRÉMER

Las novísimas industrias y los nobles oficios

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Victoriano Crémer
León

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ENVIADA sin duda por algún amigo que no sabía cómo agitar mi ya torpísima vida, me envía por patera certificada, una de sus más queridísimas mujeres, en la cual tiene puestas sus más caras ambiciones.

Y me dice: «Querido amigo y compañero: Dado que ya tu careces de familia directa a la que atender, tengo el gusto y el honor de enviarte la mejor de mis nietas para que con tu probada sabiduría la pongas en la ruta de la prosperidad, el amor y un puesto en la Seguridad Social. Yo, querido amigo, ya no puedo con la carga, ni sé a qué dedicar a mis retoños en este lugarejo donde no se vende ni se compra una escoba desde que el Gobierno descubrió que estábamos en situación de emergencia».

Y me llegó la muchacha. De buen talle y movimientos ágiles, la color tirando a chocholatada y boca grande y cerrada por los extremos, pero apta para comer, supongo que para besar y desde luego para expresar con palabras henchidas de contenido sus ambiciones. La muchacha, quería que la proporcionara un lugar en el cual le fuera posible dar puntada sin hilo...

Y por más que la repetí diez veces cuando menos que no era precisamente León el Paraíso para la rehabilitación de los deseosos de salir de su situación más bien crítica, me contestó que ella estaba dispuesta a trabajar en lo que fuera, siempre que lo que fuera sea generoso y seguro.

Y la envié a un amigo que se dedica a esas cosas: Colocó a la niña en contacto con un personaje que había inventado la forma de hacer dinero sin trabajar y este descubrimiento la enagenó. Escribió a su padre, «padre, está hecho, tengo ocupación a la vista». Y me explicó en qué consistía, no para que mejorara yo la oferta, sino para que me enterara de lo veloz que se inventa el personal medios cuando no le dan ocasión fácilmente mejorable: Se trata de que la chica se dirija a una de las Cadenas de la televisión, de las que dan dinero a espuertas por historias de verde subido, como podrían ser que la morena en busca de chollo, confesara a línea abierta algún exceso carnal o penal, aunque no sea del todo verdad. Por cada sesión la Cadena ofrece un buen puñado de ecus y la chica ha comenzado a ganar dinero.

Y cuando yo la pongo algún reparo por la amoralidad del procedimiento habitual de sacarle dinero al patrón sin necesidad de exponerse a morir en la demanda y que de gente dispuesta a confesar que ha matado a Manolete o que tiene raptada una señora que también se presta a aparecer ante la cámara, no ve, no encuentra ningún reparo en declarar lo que le digan.

Y asegura que en España ha proliferado el medio de extorsionar a través de la Televisión tantísimo que se está promocionando la industria de la operación de autodeclaración de delitos o de extravíos, si le pagan.

Y la televisión paga. Y la miseria de los personajes se extiende y contagia y las televisiones portadores de historias tenebrosas y sucias amenaza en convertirse en un oficio tan noble como el de ayudar a misa o salir en procesión el día del Corpus.

Y cuando le replico que el Estado debiera comprometerse a cerrar la línea pornográfica y penal nos asegura que a ver dónde y cómo va a encontrar un puesto más cómodo.

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