El escudo humano

A LA política catalana Monstserrat Nebrera se la ha caído el pelo por decir que la ministra de Fomento no sabe hablar o, mejor dicho, tiene un gravísimo problema de comunicación, que esconde una altísima dosis de ineficacia y eso no hay Master internacional que lo arregle. El gravísimo error de Nebrera ha sido que, para poner el dedo en la llaga de lo que pasa en Fomento, ha ofendido a todos los andaluces gratuitamente y puesto en el disparadero a los propios compañeros del PP que llevan nada menos que un cuarto de siglo intentando arrebatarle el poder a los socialistas en su feudo sin conseguirlo.

Dice Antonio Burgos con su gracejo andaluz y su fino estilo literario que la jerga magdaleniense no la entiende ni ella y propone que cuando intervenga en el Parlamento o en la televisión se utilice el método de la traducción simultánea o los subtítulos hasta que aparezcan en las librerías dos obras fundamentales: «el diccionario «Maleni-Español y Español-Maleni» y el «Manual de Gramática de la Lengua Magdaleniense», porque entender y hablar el magdaleniense es hoy un sueño inalcanzable para el común de los españoles. Pero el asunto de la ministra re-que-te-con-fir-ma-da en su cargo no es que sea incapaz de desarrollar una idea con coherencia o que escucharla nos ponga a todos al borde del ataque de nervios.

El asunto es que esta mujer tiene una rara habilidad innata para convertir en polémica todo lo que toca y organizar un auténtico caos a la mínima de cambio. Claro, que ¡la pobre! es una sufridora porque los culpables de verdad, los grandes gafes, los malvados y grandes inútiles de este país son Aznar, Rajoy, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallaron, el presidente de Iberia, sus colaboradores más cercanos, sus jefes de prensa, sus propios compañeros de consejo de ministros ¡envidiosos, más que envidiosos porque a ellos el presidente no sale a confirmarlos una vez al mes! La ministra junco que jamás estará ni partía ni doblá es especialista en repartir y ya se sabe que... el que parte y reparte se queda con la mejor parte, solo que ella prefiere cesar a sus colaboradores e insultar a todo el que se mueva a dimitir y ¡lagarlo lagarto! que esa palabra la eliminen del diccionario magdaleniense.

Sin embargo algunos dicen que si no existiera Magdalena Álvarez con sus catenarias donde colgar a los adversarios, sus túneles del AVE, sus derrumbes o su aeropuertos cerrados tendríamos que inventarla. De hecho Zapatero parece encantado de tener un ministro ¡pin, pan, pun! al que airear como un espantapájaros para que las aves de rapiña se ceben en el y no intenten picar mas alto. Mientras se entretienen en atizar a Maleni no le dan a él y visto así ha decido convertir a uno de los miembros, perdón miembras, de su gobierno en su escudo humano.