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Publicado por
León

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PENSABA que todas esas mujeres que critican el uso correcto del idioma y exigen que se cambien las vocales en cualquier palabra con el fin de sentirse representadas en la casa común de la lengua saldrían en tromba para exigir la dimisión de quien -”desde Comisiones Obreras-” ha denigrado la dignidad humana. Porque eso es precisamente lo que, bajo ignominiosos argumentos de lo políticamente correcto, hace este sindicato. Para ellos -”espero que ninguna mujer sea la propietaria intelectual de esta apología de la esclavitud-” la prostitución es un trabajo porque «se utilizan energías para satisfacer necesidades básicas». Y siguen: «la producción afectivo-sexual que desarrollan las prostitutas debe ser reconocida como trabajo». Soy libre de perder mi libertad, pero quien me paga por hacerlo debe ir a la cárcel. Cualquier persona -”las mujeres no son las únicas que sufren la esclavitud sexual-” puede vender su sexo, pero el que consigue satisfacción con ello -”ya sea sexual (putero) o económico (proxeneta)-” debe pagar por ello. Decía Giordano Bruno que para un esclavo no es tan simple decidir si vale más la vida o la libertad. Supongo que las mentes zafias e hipócritas de comisiones no lo entenderán. Viene a significar que, a pesar de ser un derecho y una responsabilidad, la capacidad de elección no resulta sencilla. El libre albedrío, para serlo, requiere de libertad real y la mayoría de las mujeres que se ven obligadas a ejercer la prostitución no la tienen. Pero estamos en una sociedad en la que un gobierno socialista considera normal utilizar el dinero público para regalara a violadores un espectáculo erótico. Ya ven, tanto predicar para acabar sembrando la idea de que la mujer no es más que el objeto de satisfacción sexual de los delincuentes.

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