Contumaces

LO DE LAS CAJAS va a parecer monotemático, pero mientras la Junta, el PP y el PSOE, a falta de otras prioridades dignas de serlo, sigan dedicando sus mayores esfuerzos a imponer sus designios a las entidades de ahorro de Castilla y León, no queda otro remedio que volver sobre el asunto.

Estaba previsto que la pasada semana se cerrara un primer capítulo del culebrón iniciado el pasado 31 de octubre, fecha en que fue presentado en sociedad la parte presentable del pacto político alcanzado en secreto sobre el futuro de las cajas. Los consejos de administración se habían comprometido a pronunciarse en enero sobre el protocolo consensuado en el seno de la Federación Regional de Cajas, al tiempo que los impulsores del proceso pensaban alumbrar un documento conjunto con la patronal y los sindicatos tratando de condicionar la posterior y decisiva negociación para constituir el Grupo de Cajas Castilla y León.

Y ya sabrán que ni lo uno ni lo otro. Las condiciones de UGT para firmar ese documento -”particularmente su veto a que dicho grupo tenga forma de sociedad anónima-” han dado al traste con la estrategia de reforzar el pacto político con el aval de los agentes sociales. Y al mismo tiempo, por razones que no se han explicado suficientemente, las cajas -”excepto la del Círculo Católico de Burgos-” han aplazado la decisión de los consejos de administración hasta después de una nueva reunión de la Federación.

Aunque algunos han acusado a las cajas de aprovechar el descuelgue de la UGT para retrasar el acuerdo de sus consejos, la realidad es muy distinta. Pese a la abierta hostilidad de que están siendo objeto, los presidentes de las cajas le han hecho un gran favor a la Junta, al PP y al PSOE al posponer el pronunciamiento de los consejos de administración. La razón es fácil de entender: tal como soplaban los vientos, si el protocolo hubiera sido sometido a votación la pasada semana, probablemente no hubiera sido aprobado en ninguna de la seis cajas (y ello pese a que se trate de un documento en el que las entidades no se comprometen mas que a abrir un proceso de negociación de cara a la constitución del controvertido grupo). Y al favor se ha sumado Caja Círculo de Burgos al mantener en secreto el resultado de su acuerdo -”previsiblemente contrario al protocolo-” hasta que se pronuncien los demás consejos.

Se veía venir hace tiempo que la estrategia de imponer a las cajas el trágala de su «integración» iba a resultar contraproducente. El resultado es el manifiesto rechazo ciudadano suscitado en las cinco provincias que son cabecera de las seis entidades De forma que la apelación a la disciplina de partido -”contraria por cierto a la Ley de Cajas-” no garantiza la mayoría necesaria sacar adelante por las bravas el desafío que se han propuesto la Junta, el PP y el PSOE. Así las cosas, lo previsible es que esta semana los paladines del «sí o sí» persistan en su contumaz estrategia y presenten su modelo de «integración» con el aval de Cecale y Comisiones Obreras, pero sin el de UGT. Será una nueva provocación a la paciencia de las Cajas, cuyos consejos de administración se pronunciarán previsiblemente la próxima semana.