AL TRAZLUZ | EDUARDO AGUIRRE
Los inocentes
EL AYUNTAMIENTO de San Andrés celebrará «bautizos civiles», una breve ceremonia voluntaria en la que se escenifica el recibimiento del municipio al niño, así como el compromiso familiar de inculcarle civismo y valores democráticos. El nombre oficial de la ceremonia es «acto de bienvenida a la comunidad» y tiene su origen en la Revolución Francesa, que tuvo de cívica lo que Herodes de protector de la infancia. Enseñemos a los pequeños a convivir en democracia, pero para que los ayuntamientos -”todos-” resulten convincentes maestros de ceremonias en tales cometidos tienen que domesticarse ellos un poco, aunque unos más que otros; la corporación que esté libre de fieras peligrosas que tire la primera piedra, y a ser posible en dirección en la no haya nadie. La iniciativa municipal me parece bien, quizá algo forzadina en sus ecos afrancesados, aunque sin llegar a aquella «boda zulú» de Lauren Postigo, para sacarle unos durillos a la prensa del corazón, y luego resultó que ni la boda fue tal, ni los zulúes eran zulúes, ni tuvo lugar en África sino en un jardín multicolor de Cercedilla. Bautismo civil, bienvenida a la comunidad, muy enciclopesco y rousseauniano, pero ¿no deberían antes los políticos -”de nuevo, unos más que otros-”, convertirse en referentes sociales de buenos modales en la discordia? Su actividad degenera demasiadas veces en situaciones violentas que no queremos para nuestros hijos. Demasiados políticos, ningún partido se libra, no son precisamente ejemplo de actitudes democráticas a imitar. Ah, la infancia-¦ donde las heridas se curan con sana sanita culito de rana. Más bien, nuestros concejales y diputados deberían ser los bautizados por los inocentes. Entre ellos, los niños también dañan y son dañados, pero luego se les olvida.