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AQUÍ Y AHORA | FERMÍN BOCOS

Con la Iglesia, no topar

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NO TOPAR con la jerarquía..., al menos en períodos preelectorales. Es la consigna acuñada por el Gobierno de Rodríguez Zapatero en razón de la visita oficial del cardenal Tarsicio Bertone, hombre de confianza del Papa Ratzinger. El purpurado, salesiano de origen, es un veterano de la diplomacia vaticana y tiene fama de hombre pragmático. Pragmatismo que encuentra reflejo en la vicepresidenta Fernández de la Vega, personaje menos doctrinario que algunos de sus compañeros de Gabinete pese al común hilo laicista que caracteriza a la mayor parte de los componentes del actual Consejo de Ministros.

Ese pragmatismo es el que en su día aconsejó el nombramiento de Francisco Vázquez, antiguo alcalde de La Coruña, como embajador ante el Vaticano. La labor discreta de Vázquez en Roma y en los últimos tiempos, también la del cardenal Cañizares (distanciado de Rouco), ha conseguido normalizar unas relaciones que han pasado por momentos de gran tensión. Para nadie es un secreto que Zapatero gusta de presentarse como campeón del laicismo y que en ese registro ha topado en numerosas ocasiones con la cúpula de la Conferencia Episcopal cuya cabeza más visible es Rouco Varela, el cardenal arzobispo de Madrid.

Rouco ha sacado a la gente a la calle para protestar contra determinadas políticas del ejecutivo -”matrimonio gay, ley del aborto, etcétera-” y por su parte el Gobierno, sin esperar a la sentencia de los tribunales ,no ha dudado en meter la barra de hierro de la Educación para la Ciudadanía como asignatura obligatoria.

Las dos partes saben que, en el caso de un choque frontal, van a salir perdiendo: Roma pondría en peligro las ventajas que apareja el Concordato y a un mes de las elecciones gallegas y vascas -”dos regiones donde hay muchos católicos-” el PSOE se arriesgaría a perder votos. Por eso, como digo, a día de hoy, la consigna es no topar con la Iglesia.