Bertone, todo sonrisas

EL «HOMBRE FUERTE del Papa», políticamente hablando, también llamado «número dos del Vaticano» por su cargo, Secretario de Estado Tarcisio Bertone, inició este miércoles, una visita a España con el desarrollo de unas cuantas entrevistas «de primer nivel», propias de las atenciones que se ofrecen a jefes de Estado extranjeros. Son varios los analistas que coinciden en destacar que la presencia de Bertone y las amabilidades que se están teniendo con el alto cargo del Estado Vaticano compensan o se contraponen a las generalmente tensas relaciones con el episcopado que presidente el cardenal Rouco Varela, de cuyas recriminaciones parece que quiere huir el mismísimo Papa y su enviado de ahora. Bertone está más bien en la línea del «estado laico» que el Papa explicó en un encuentro con Sarkozy: entendimiento de que los gobierno de los países europeos tienen que resolver los problemas de una sociedad que se ha modificado sustancialmente y cuya ordenación tienen que atender los gobiernos.

De manera que estamos viendo que el Gobierno extrema la diplomacia y las buenas maneras ante el número dos del Vaticano. Pero sin olvidar los asuntos difíciles. La mencionada vicepresidenta ha dado garantías de neutralidad al secretario de Estado, pero no ha dudado en explicarle los propósitos del gobierno en materia de reforma de la ley del aborto y de mantenimiento de la asignatura Educación para la Ciudadanía, «dos bestias negras» para Rouco, la Conferencia episcopal y los mensajes episcopales y de los fieles católicos más militantes.

Algún analista observa que hubo división de tareas; mientras Zapatero ofrecía su cara más amable, ofreciendo al vaticano reforzar la colaboración «pero sin injerencias», a De la Vega le correspondía dar el discurso proabortista. En cuanto al cardenal, ha dejado clara su filosofía de defensa de la vida y el derecho de los obispos a discrepar. Con un resultado que habrá complacido al mensajero del Papa: El Gobierno se propone reformar la ley de libertad religiosa, pero no tiene el menor propósito de modificar los acuerdos con la Santa Sede, que regulan el conjunto de las relaciones entre ambos Estados. El gobierno español no piensa someter a revisión esos acuerdos firmados en 1979, en un momento de excepcionalidad política. Es probable que en la segunda parte de su visita, el cardenal Bertone aprovecha la oportunidad de repetir la doctrina del estado y de la Iglesia que representa al más alto nivel: la Iglesia no es partidaria de que se cambie la ley de libertad religiosa, es radicalmente contraria a cualquier ley de legalización del aborto, sobre todo si avanza en su permisividad, y posiblemente resulte mucho más cauto en materia de Educación para la Ciudadanía, después de la sentencia del Supremo. Cada cual en su sitio, y cada cual con su Dios...