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TRIBUNA | antonio j. nevado

La basura, ¿solución a la crisis económica?

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León

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DENTRO DEL PRIMER semestre de este año 2009, según las previsiones, dispondremos de una pre-planta Ecofa, que será la que dé tratamiento a los R.S.U. para que la biomasa que genere sea utilizada como materia prima (fuente de carbono) para la producción del biocombustible Ecofa. Esta planta, denominada RCN H-150, es una total novedad mundial fruto de un proyecto enteramente español de I+D+i. No serán necesarios los distintos contenedores de basura que ocupan las calles (con uno sería suficiente) ni tampoco el personal protegido hasta la coronilla, haciendo las labores de selección inicial que estamos acostumbrados a ver en cualquier reportaje, ya que toda la basura mezclada, del origen y naturaleza que sea (desde los huesos de pollo hasta las latas de cerveza, pasando por cartón, madera, trapos, metales, etcétera, etcétera) entrará al reactor-higienizador (que es el corazón de la planta) y mediante un proceso automático al cabo de treinta minutos saldrá totalmente higienizada (se podrá manipular sin riesgo alguno de infección o contaminación) y separada en cuatro bloques de residuos: metales, plásticos, biomasa e inertes. De la biomasa obtenida (un 60% de media) se producirá Ecofa. Es decir en un futuro próximo entrará basura y saldrá biocombustible listo para ser utilizado en cualquier caldera o motor diésel, por lo que pasaremos de tener que pagar por la recogida y reciclaje de nuestras basuras domésticas a venderlas al mejor postor (valorizarlas en lugar de eliminarlas): Ecofa versus incineradoras, vertederos y otros... Hay más información complementaria en la web del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, revista Ambienta n.º 83, de diciembre pasado en mi ensayo titulado La basura ¿un futurible valor en alza?: http://www.mma.es/portal/secciones/biblioteca_publicacion/publicaciones/revista_ambienta/n83/index.htm (nuestra web se encuentra en construcción y estará operativa en el próximo febrero).

Mi intención y la del Consejo de Administración que presido, es que esta pionera planta piloto se instale en León, con todos los beneficios que esto conlleva y de paso también abrir posibilidades, con pre-plantas como estas, que puedan dar una solución ecológica y viable a vertederos controlados e incontrolados. Esperemos que las Administraciones leonesas y la Junta sean receptivas. No obstante en los tiempos actuales y por la envergadura y trascendencia del proyecto ECOFA, se impone una lectura en clave macroeconómica. Las crisis económicas mundiales son provocadas fundamentalmente por el incremento del precio del petróleo decidido en el oligopolio: el barril de crudo pasa de 50$ a 150$ o viceversa, con el contundente argumento de «esto son lentejas...» La clase media y la menos pudiente son las más afectadas por las subidas generalizadas de precios, provocadas por esas alzas en el precio del petróleo y que por el efecto dominó, afectan también a los de la mayor parte de los productos imprescindibles, que raramente bajan aunque este lo haga. Casualmente, esos mismos ciudadanos son los que no pueden estirar más sus sueldos que ya no les llegan para pagar sus créditos e hipotecas por lo cual el sistema financiero pierde liquidez y si al mismo tiempo estalla una burbuja inmobiliaria (los precios de los inmuebles están muy por encima del valor real que marca el poder adquisitivo) resulta que esas entidades bancarias lo que recuperan mediante el embargo, en vez de dinero efectivo, son propiedades súper valoradas muy difíciles de incorporar al circuito comercial y por lo tanto al tener menos liquidez, no les queda más remedio que restringir al máximo el crédito, que es su verdadero negocio y la cadena financiera se detiene; el parón económico se hace realidad. Es evidente que si a las familias no les llega ni para pagar la hipoteca, menos aún para gastar o consumir en caprichos o en productos y servicios que no sean imprescindibles, con lo cual el comercio, la hostelería y el ocio entran también en crisis, arrastrando asimismo a su entorno. Si no se edifica y la gente no consume, comienzan los despidos: la recesión económica está servida. El resultado es algo parecido a la situación actual, provocado en su origen por la dictadura del oro negro. Ecofa va a suponer una auténtica revolución y el esquema del sector energético de los hidrocarburos tendrá que cambiar. La gran oportunidad será para los Ayuntamientos y el desarrollo rural. La llave de la producción la va a tener cada país con sus propios medios y recursos. Habrá que revisar todos los diseños de administración, logística, transporte y empleo en el sector de los hidrocarburos (Ecofa puede considerarse como tal, ya que los ácidos grasos de donde proviene son cadenas largas de átomos de carbono e hidrógeno, finalizando con un grupo ácido). La riqueza generada quedará en los lugares de origen y como la recogida de los R.S.U. depende de los Ayuntamientos, estos podrán jugar la gran baza de gestionar la obtención y producción de su propio Ecofa transformando sus basuras higienizadas como biomasa, en auténticos almacenes energéticos como si de pozos de petróleo locales se tratasen. El entorno rural crearía puestos de trabajo, atrayendo y fijando población. Además (y ahora me refiero a la argumentación macroeconómica) los gobiernos tendrán una herramienta para controlar la inflación. El sueño de cualquier ministro de Hacienda sería encontrar el método por el cual al mismo tiempo de disminuir la inflación se generase empleo y se incrementara el PIB. Con Ecofa se presentaría la oportunidad de controlar la inflación y al mismo tiempo crecer económicamente, al no tener que depender los combustibles de automoción de las importaciones de crudo y del precio impuesto por los países productores. Incluso en momentos determinados se podría crecer con deflación (el colmo), subvencionando estratégicamente el litro de Ecofa (al sector distribución, por ejemplo), pues como he argumentado anteriormente, el precio del combustible incide exponencialmente en la cadena de precios ya que los productos tienen que ser transportados y distribuidos. Por esta razón, en su costo se va añadiendo un sobreprecio en cada fase de fabricación y logística. El resultado es que el consumidor final paga unos porcentajes incorporados, que ahora no podría determinar, pero que si se evaluasen, casi seguro que nos sorprenderíamos desagradablemente. Resumiendo: paradójicamente la basura, algo que ahora no vale y tiramos, podría ser una de las soluciones a las crisis y recesiones económicas mundiales.