CRÉMER CONTRA CRÉMER | VICTORIANO CRÉMER
El regalo negro
EL PASADO día 20 del mes de enero del año 2009 tomó pacífica posesión del poder, en los Estados Unidos, el muy distinguido y esperado señor Don Barak Obama, iniciando la llamada Nueva Era Negra de la Historia, no solamente de los dichos Estados Unidos, sino del universo mundo o lo que quede de él.
Ante tan abrumador suceso, la mayor parte de los miembros del 8-G o viceversa y el resto de los navegantes en el proceloso mar de Lepanto y los piratas, se dispusieron a aprovechar las oportunidades que se nos propongan y el tiempo y la crisis nos permita.
Todo sin permitirnos en cambio confiarnos en los vientos del Sur pensando en que con este suceso histórico se van a terminar la mayor parte de las desdichas que acosan a la humanidad.
Y no será verdad tanta felicidad porque el señor Obama no hace milagros, aunque lo pretenda y la biografía del mundo del que formamos la parte menos pudiente, seguirá dando tumbos intentando enderezar el curso de los acontecimientos. La cifra de los seres humanos en paro forzoso seguirá aumentando, lo que quiera el señor Obama o doña Hillary, su mano derecha, en blanco.
Los bancos continuarán solicitando ayudas para evitar la hecatombe fiduciaria y los jefes de este Gobierno o el que tenga que venir, continuará inventando viajes de descubrimiento, como si Cristóbal Colón y sus compañeros no hubieran existido.
Consecuentemente con esta prolongación de la desaceleración hispánica, los hambreados del mundo moreno seguirán intentando la conquista de España, como cuando lo de Tarik y el asalto traidor de Tarifa.
El señor de todos los señores inició su reinado sin corona, para dominar las fuerzas contrarias, sin que lo consiga, porque un negro, por mucha que sea su voluntad y su gana de ocupar la Casa Blanca, tendrá que atenerse a lo que dispongan los señores conservadores, ya lanzados como despojos después de la prueba de fuego a que nos sometió el poderío de aquel Bush de Guantánamo.
No cabe esperar que, por el mero hecho de iniciar una nueva Época histórica, en España, por ejemplo, es un decir, vayan a suceder las cosas de manera mucho más feliz, sino todo lo contrario y tendremos que contener a las silenciosas masas sufridoras con que el Estado aporte dineros para los viajes de los distintos miembros del Gobierno, como si el ir y venir de un lado para otro pudiera servir para encontrar el procedimiento de convertir los tanteos en milagros y los viajes de los ministros en sombras mágicas.
Y no hay milagros para una situación enconada y cada vez más sometida a los azares de la crisis. Y el señor Obama, desde su trono, se limitó a proclamar sus buenos deseos para los blancos. Y los líricos articulados recitan por montes y valles: «Mala la hubisteis hispanos / en el nuevo Roncesvalles... Y seguiremos ¡ay! viajando, viajando y nada menos que viajando, clamando, llorando, siempre llorando.