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Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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LA HOSPITALIDAD depende del Producto Interior Bruto. Cuando todo iba viento en popa recibíamos a los inmigrantes en los puertos pero ahora los embarcamos rumbo a sus países. Parece que nos hemos excedido en los cupos de detención a extranjeros ilegales hasta el punto de considerar ilegal a todo el que sea extranjero. Las cifras son las cifras y si se exige una cierta cantidad de expulsados se acaba por expulsar también a algunas personas de epidermis oscura, sólo porque pasaban por allí. Establecer objetivos numéricos suele tener ese inconveniente: o te pasas o no llegas. El ministro del Interior, señor Rubalcaba, que destacaría en cualquier gabinete, es una figura obligatoriamente descollante en éste. No ha tenido más remedio que rectificar y ha ordenado el cese de los cupos. De aquí en adelante vamos a pasaportar preferentemente a los que hayan tenido problemas con la Justicia, ya que bastante tiene ella sola.

Al que no se le puede poner cupo es al mar. Los poetas dicen que a cierta hora del atardecer se arrepiente de sus ahogados, pero lo cierto es que mientras un submarino nuclear británico y otro francés chocaban en aguas del Atlántico, naufragaba una patera cerca, cerquísima de Lanzarote. Sólo seis inmigrantes se salvaron, mejor dicho, los salvaron los guardias civiles del mar. La Benemérita no es sólo caminera, sino marinera. En el naufragio murieron dieciséis muchachos menores de edad. «Llegan tan cansados y con los cuerpos tan doloridos por el frío del trayecto que se ahogan hasta en una piscina». El mar no mantiene cupos de víctimas. «Lucifer de lo azul», dijo Lorca, que intuyó que es un cielo caído. El mar no tiene corazón. Ni nosotros. El telediario no le quita el apetito a nadie.