AQUÍ TE ESPERO | CAMINO GALLEGO
Consumo responsable
SON MUCHAS las veces que aquí me he referido a la oscuridad de la noche leonesa, por la escasa y mala iluminación que hay en las calles. Ya sé que en época de vacas flacas y con otras muchas necesidades se puede obviar una reforma del alumbrado público, pero aun así quiero hacer ver la necesidad que hay.
La seguridad es fundamental. Tanto para peatones como para automovilistas tener buena visibilidad es imprescindible, pudiendo evitarse muchos accidentes si hay suficiente luz. También si se ve bien se dificulta la tarea de atracadores y quienes no tienen buenas intenciones y como en la actualidad ha descendido en picado el número de personas que hay por las calles en cualquier noche, es más peligroso andar por ellas para quien no tiene más remedio, porque se reducen enormemente las posibilidades de que un coche u otro peatón te ayuden en un momento de peligro. Las farolas, muchas farolas, de nuestra capital son viejas, están sucias y dan poca luz. Además están situadas muy altas, lo que dispersa el haz lumínico, y en otros casos son las copas de los árboles las que contribuyen a la oscuridad (por cierto, en otoño se podaron pocos árboles, así que está casi toda la tarea sin hacer) y de noche se enciende una de cada dos, por lo que queda todo a media luz, siempre que no sea menos porque algunas no funcionan.
Sin embargo, la paradoja es que en una zona como el polígono de La Lastra, donde todavía viven muy pocas personas y las farolas son nuevas por lo que dan mucha luz, están todas encendidas, cuando su consumo apenas se aprovecha. Con el mismo consumo podría estar mejor iluminada toda la ciudad, e incluso se podría rebajar, pero esa es otra historia.