Diario de León

TRIBUNA

El alcalde necesita un lavado de imagen

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LLEVAMOS, más o menos, veinte meses de gobierno PSOE-UPL en el Ayuntamiento de León. Si resumimos la realidad que hemos vivido en este tiempo, tendríamos un balance sombrío y empañado de hechos negativos, que han llevado al desprestigio del alcalde de León. Lejos ha quedado la imagen de cercanía que, en campaña, pretendió vender el candidato socialista. Una proximidad que era «de saldo» y se ha ido diluyendo a la misma velocidad que lo hace un azucarillo.

Las brutales imposiciones de subidas de impuestos y tasas, las continuas sentencias judiciales contrarias a las decisiones del equipo de gobierno, las masivas contestaciones populares en forma de recursos contra el incremento del IBI y las protestas en la calle han tenido que hacer mella en el alcalde, ya que para ganar las elecciones nunca dijo que fuera a subir los impuestos y engañó a quienes le votaron prometiendo que mantendría la municipalización del servicio de aguas. Lo que más asusta es que todavía quedan cerca de dos años y medio hasta las próximas elecciones municipales y el futuro es cada vez más preocupante.

Lo anterior y más -”sería imposible reproducir su totalidad en esta Tribuna-”, le está pasando factura a Francisco Fernández y sus asesores lo saben. El talante ha pasado a ser prepotencia, para anular a la participación vecinal de las cuestiones que les incumben -”véase como ejemplo las manifestaciones de los vecinos de Puente Castro-”, gobernando, así, desde la mentira y la opacidad.

Por todo ello, el alcalde necesita cambiar la estrategia de publicidad y propaganda. Esta maniobra ha de ser distinta, si bien debe seguir surtiendo los mismos efectos que hasta la fecha. La maestría socialista de crear debates inexistentes para desviar la atención de los problemas que tiene la ciudad y, sobre todo, ocultar la falta de trabajo para avanzar en positivo, sirve para echar la culpa a los demás de su incapacidad de gestión. No avisan, pero en cualquier momento surgirá, vendrá el bombazo de una noticia, los resultados de una encuesta en la que lo que más importa no son los hechos, sino la valoración del regidor municipal. En el manejo de las artes propagandísticas son unos maestros pero a los leoneses ya no los engañan, máxime cuando tenemos que mirar la situación familiar, a la que una encuesta no nos da ninguna solución.

A pesar de la que está cayendo, al primer edil le preocupa mucho cómo contrarrestarla echando una cortina que oculte todos los frentes que tiene abiertos. Por eso, en determinados momentos que pueden resultar estratégicos, la maquinaria publicitaria se pone a funcionar, se introducen los estudios interesados y dirigidos para defenderse de las acusaciones en contra, buscando que no se hable de algo o que se hable de lo que a quien ha hecho la encuesta, le interese.

Una vez elaborada la receta, ya se está poniendo los ingredientes en la cazuela para que el plato a degustar se presente en el momento más bajo, cuando mayor sea la decepción que se perciba entre los ciudadanos.

¿Y qué es lo que más le puede preocupar al regidor don Francisco? Pues como no podía ser de otra forma, la imagen. «ya sabemos que el perfil izquierdo» quiere aparentar lo que no se e s y para ello hay que maquillarlo mucho. Ya está bien de manipular a la opinión pública a través de unos resultados más o menos llamativos.

A mi juicio, a partir de este momento, Fernández va a actuar a través de una fuerte campaña de imagen para recuperar el «mensaje interesado» que ha venido lanzando este año y medio, y que no es otro que siguen gobernando con la deuda que había en el Ayuntamiento en junio de 2007. Ninguna referencia a su gestión en jardines, personal, ni a la deuda que ha generado el PSOE en estos veinte meses que lleva gobernando. Sólo existirá la deuda de antes, la de la memoria histórica. Esta será su pobre apuesta para intentar desprestigiar todo lo anterior, claro está, que sólo se piense en lo que corresponde al Partido Popular, ni una sola palabra a los penosos dieciocho meses de gobierno del señor Francisco Fernández en 2004. Y, todo, para desviar el juicio público de lo que realmente está pasando en la ciudad.

Lo que uno extrae como conclusión es que si se recurre a estas fórmulas de recuperación de imagen, después de veinte meses gobernando es porque el proyecto político está acabado, no se dispone de la capacidad de trabajo para generar confianza e ilusión en los leoneses y, desgraciadamente, sólo queda este camino de crear falsas expectativas a través de los mensajes interesados que después se quieran poner como grandes titulares.

Poniendo un punto y seguido en esta reflexión, cada uno seguirá escribiendo un nuevo párrafo, dando su visión sobre la situación actual que vivimos en la ciudad de León.

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