Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER | VICTORIANO CRÉMER

Cuando las señoras estupendas mandan...

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VICTORIANO CRÉMER
León

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BUENO, pues cuando las señoras, estupendas o no tanto, mandan, suele suceder lo mismo que cuando mandaban los hombres, que ahora están en la reserva: que unos aciertan y otros no dan una en el clavo. Según las cuidadosas estadistas de las que ahora y en la hora de nuestra muerte son las mujeres las que cuidan de su exactitud, el número de mujeres que ocupan ya los puestos clave del gobierno de la Nación, supera sensiblemente al de los varones, dispuestos a cobrar nómina oficial. Y ello se debe, no tan sólo al mantenimiento de una lucha antigua en la que las señoras del sufraguismo caían como moscas ante la presión de los varones gobernantes, sino que los tiempos cambian que es una barbaridad y las mujeres, como los animalitos de Dios y de la Granja de Orwel ya no están dispuestas a sufrir con paciencia las intempestivas acciones del macho suelto, y si bien o si mal es cierto que siguen las señoras siendo no ya maltratadas sino perseguidas y vejadas hasta la desesperación, se aprecian claras pruebas de que las bellas y delicadas damas están dispuestas, no ya a denunciar el absurdo cruel de su situación de víctimas, sino incluso se preparan para constituirse en Walkirias luchadoras hasta ocupar el puesto director al cual tienen cuando menos tanto derecho como el bárbaro con bigote.

No tardando demasiado la situación de inferioridad de las señoras será suspendida y condenada definitivamente ante la avalancha de magníficas y audaces señoras dispuestas, no ya a estudiar como negras, sino a insertarse en el ejército para imponer su marca peculiar en el universo mundo. En España, que es tierra tradicional por costumbre esta transición verdadera y no la de otros, se está llevando a cabo por figuras femeninas de muy diverso talante y de voluntad decidida a terminar con las injusticias, a la par que impone, más o menos, la gobernación de la milicia, convirtiéndose en Capitanes de la Tropa aragonesa como la Virgen del Pilar, se propone, se sigue proponiendo, a pesar de las protestas urdidas por los varones conservadores y amigos del continuismo hasta que la catástrofe final ponga a cada perro en su lugar a Magdalena Álvarez, de oficio Ministra de Fomento, hablista y filóloga para la cual el idioma español no tiene secretos ni las funciones de su cargo reglas que ella domine. La brava, bravísima mujer de su casa se está convirtiendo en dueña y señora de la casa común y a los señores de bigote no les quedará otra opción, en vista del empeño de la mujer en dominar la situación que dedicar sus esfuerzos y sus ideaciones a pasear el perro y darle el caldo al abuelo... ¡Señor, señor! ¡Cuántas vueltas da el mundo!

A muller do taberneito / vai a pedir o divorcio / porque dí que seu marido / no lle sirve pro negocio...

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