Contagio

ESO DE que «todo se pega, menos la hermosura» es un axioma por estas tierras. Cuando se hacen las cosas mal, siempre hay alguien que lo copia o que se contagia y aquello produce una auténtica epidemia de cosas mal hechas.

Que se abran zanjas en las calles y días o semanas después sigan sin cerrarse con asfalto es una práctica habitual en esta ciudad y se ha contagiado a las localidades del alfoz, igual que idéntico contagio se produce con la mala o nula señalización de peligros. Un ejemplo de esto se puede encontrar en la avenida de la Libertad de Navatejera, a la altura del cruce con las calles Real y Miguel de Unamuno, donde diariamente se producían atascos al intentar el giro a la izquierda yendo desde León para acceder a las dos últimas calles citadas, ya que el tráfico que soporta la avenida en ambas direcciones es muy fluido. Un buen día decidieron solucionar este problema y lo hicieron por el método francés de la rotonda, en este caso rotondina porque no hay espacio para más. Lo cierto es que la solución funciona. Lo que ya no lo hace, o por lo menos no puedo aplaudir de la misma forma es que se ha cambiado el acceso desde allí a la carretera que une Navatejera con Villaobispo y no está bien indicado y, desde luego está pesimamente iluminado el lugar, por lo que si se pretente tomar ese atajo por la noche y se desconoce que se ha cambiado el acceso, es difícil de tomar y especialmente puede ser peligroso por la mala visibilidad. Si esto le ocurre a una persona que pasa algunas veces por allí, será milagroso que quien desconoce la zona se aclare, por muchas indicaciones que se le hayan dado. Desde luego la iluminación no está de más, especialmente cuando se despilfarra en otros lugares.